Francisco Cáceres Barrios
caceresfra@gmail.com
Desde el 14 de abril de 1,986, mismo año en que el Lic. Vinicio Cerezo asumió la presidencia de la República, el Licenciado Oscar Clemente Marroquín Godoy tuvo la gentileza de abrirle las puertas del Diario La Hora a quien hoy escribe esta columna. Fue para mí un gran honor y a la vez gran orgullo poder expresar mis opiniones y comentarios bajo el nombre de “Punto de Vista”, en el mismo medio de comunicación en que mi padre, abuelo, tíos, familiares y amigos tuvieron la oportunidad, agrado y satisfacción de leer a tantos periodistas de primer orden, en especial al abuelo de Oscar Clemente y a tantos más hombres y mujeres de gran valía.
El paso inexorable del tiempo y los diversos acontecimientos fueron sucediendo uno tras otro prácticamente sin sentirlos, hasta llegar a cumplir a la fecha un poco más de treinta y cuatro años ininterrumpidos, ocupando el mismo espacio en el diseño de la página editorial que gentilmente me fuera concedido, por debajo de la columna principal del presidente del medio de comunicación impreso que, durante cuatro épocas ha sido orientador y constructor de opinión desde el año de 1920 en que fue fundado.
Pero el paso de los años deja indudablemente profundas huellas y este todavía aprendiz de escribiente, quien al principio se sentía muy pollón y de a sombrero para batir los molinos de viento, ha ido haciendo mella en un organismo humano que ahora, si no se siente todavía cansado, al menos sí resentido, lo que sumado al incremento de actividades y responsabilidades que durante los últimos años ha tenido, en vez de reducirse se han ido volviendo voluminosos, lo que me ha forzado a reconocer hoy ante ustedes, que ya es tiempo de dejar el espacio a personas que son más jóvenes y con mejor criterio, para engrandecer todavía más el prestigio, la rectitud y la buena trayectoria del Diario La Hora que se lo merece todo.
Es justo, ecuánime y digno de mencionar que a lo largo de tantos años ¡jamás! Como se lee y escucha, recibí una llamada, un consejo, una observación o sugerencia acerca de mis artículos de parte de su Director General y también mi apreciado amigo. Lo que tristemente ahora no es posible apreciar en los medios de comunicación guatemaltecos, lo que merece no solo un agradecimiento a su presidente, sino una reiterada felicitación a él, por su rectitud y respeto al principio ético y moral de la libre emisión del pensamiento.
Triste, pero con el espíritu muy en alto cierro esta simple pero muy sentida columna de despedida a los lectores que se atrevieron a leer mis comentarios, muy reducidos por cierto en cuanto a su calidad literaria, pero tengan la certeza que siempre fueron expresados de frente, dichos con respeto y con toda la sinceridad que me inculcaron mis progenitores y mis maestros.
De nuevo, mil gracias a La Hora “Tribuna, no mostrador”-