Emilio Matta Saravia
emiliomattasaravia@gmail.com
Una de las preguntas que más ronda en el ambiente en estos momentos es ¿qué va a pasar con la economía en Guatemala después del COVID-19? No es una preocupación exclusiva del gremio empresarial. También es de los trabajadores, principalmente de los estratos medios y bajos, quienes se han visto seriamente afectados por esta crisis causada por le COVID-19, ya sea con despidos o con reducciones salariales, y que no ven una salida a la misma.
Inicio mi análisis recordando que el mundo de hoy es un mundo interconectado e interrelacionado, por lo que no podemos obviar el hecho de que las principales economías del mundo sufrirán contracciones entre el 1% y 10% (según distintas estimaciones). En Estados Unidos, nuestro principal socio comercial, para abril ya había 22 millones de personas sin empleo, es decir un 14.7% de desempleo, y las estimaciones más pesimistas llegan a situar dicho número en 47 millones de personas al final del año 2020. El impacto que el desempleo en los Estados Unidos tiene para la economía guatemalteca es catastrófico, debido no sólo a las exportaciones de nuestros productos, principalmente de vestuario y textiles, sino también al envío de remesas al país de los guatemaltecos residentes en los Estados Unidos. Si se compara mes con mes del 2020 con el 2019, sólo en el mes de marzo las remesas disminuyeron en 10% y en abril un 20%. Si las cifras de desempleo en los Estados Unidos aumentan, seguramente veremos una caída aun mayor en las remesas. La caída de los precios internacionales del petróleo ha evitado que la disminución del envío de remesas repercuta en una devaluación de nuestra moneda frente al dólar.
Adicional a la situación en los Estados Unidos, la economía de México, nuestro cuarto socio comercial en orden de importancia tendrá una contracción de aproximadamente 9% para el 2020. El Salvador y Honduras, segundo y tercer socio comercial de Guatemala, respectivamente, tendrán reducciones de 4.3% y 2.3% en sus economías. Los 4 países, Estados Unidos, El Salvador, Honduras y Mexico, representan mas del 50% de las exportaciones guatemaltecas, por país destino. Los impactos negativos que las economías de dichos países tengan, se sentirán también en nuestra economía.
Un tercer elemento para tomar en consideración es que la política fiscal expansiva propuesta por el gobierno guatemalteco para paliar los efectos del COVID-19 puede tener repercusiones importantes a nivel macroeconómico, principalmente con efectos inflacionarios considerables en el mediano plazo, si no se gestiona adecuadamente la inversión de los montos que se financiaran con deuda en proyectos de infraestructura que reactiven efectivamente la economía local. Las políticas fiscales expansivas, es decir el aumento en el gasto público, han sido efectivas cuando los recursos obtenidos en las mismas se han utilizado eficientemente para la generación de empleo por medio de construcción de obra pública (principalmente) que a su vez estimula el consumo interno y por ende dinamiza la economía del país.
Este gobierno debe ser muy cauteloso, ya que el despilfarro de los recursos que les serán otorgados para paliar esta crisis puede darle un “coletazo” económico tan fuerte como el que ya le está empezando a dar la pandemia.