Juan José Narciso Chúa

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Guatemalteco. Estudió en el Instituto Nacional Central para Varones, se graduó en la Escuela de Comercio. Obtuvo su licenciatura en la USAC, en la Facultad de Ciencias Económicas, luego obtuvo su Maestría en Administración Pública INAP-USAC y estudió Economía en la University of New Mexico, EEUU. Ha sido consultor para organismos internacionales como el PNUD, BID, Banco Mundial, IICA, The Nature Conservancy. Colaboró en la fundación de FLACSO Guatemala. Ha prestado servicio público como asesor en el Ministerio de Finanzas Públicas, Secretario Ejecutivo de CONAP, Ministro Consejero en la Embajada de Guatemala en México y Viceministro de Energía. Investigador en la DIGI-USAC, la PDH y el IDIES en la URL. Tiene publicaciones para FLACSO, la CIDH, IPNUSAC y CLACSO. Es columnista de opinión y escritor en la sección cultural del Diario La Hora desde 2010

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Juan José Narciso Chúa

El sensible y doloroso fallecimiento de Héctor Rosada en el entorno de este confinamiento, me retrotrajo a varios momentos del pasado, tiempo durante el cual tuve la oportunidad de conocerlo y de reconocer su enome capacidad analítica, pero lo que me sorprendió positivamente de él fueron dos cosas: la primera, era su valentía para decir y analizar situaciones que en aquellos años de los ochenta eran todavía una afrenta al estatus y la segunda, la forma tan didáctica como las explicaba, era una cátedra de sociología que descansaba en la disección de la compleja realidad de nuestro país y sociedad.

Cuando lo conocí personalmente se dio en el marco del Congreso Centroamericano de Sociología en 1988, presidido por mi buen amigo Víctor Gálvez Borrell, a quien apoyé en la organización del mismo, junto con otro grupo de colegas y profesioonales, con quienes pudimos compartir planteamientos y reflexiones diversas, incluso puntos de vista distantes y diferentes, así como tuvimos la oportunidad de conocer a grandes intelectuales quienes asistieron a este magno evento.

En este proceso de organización, Víctor Gálvez hizo diversas conexiones con otras organizaciones o tanques de pensamiento, más allá de la Universidad de San Carlos, pues trabajábamos para la Dirección General de Investigación. Fue así como contribuyeron a la pluralidad de pensamientos distintos amigas y amigos alrededor de este evento. Ahí conocí a Héctor Rosada y Miguel Angel Balcárcel, ambos en aquellos años dilectos profesionales de ASIES, incluso Héctor y Miguel Angel fueron, tengo entendido, de los fundadores de dicho tanque de pensamiento.

No se me olvida una vez cuando planteó con suma claridad, el papel que debía jugar el Ejército en el marco de una sociedad democrática y señalaba abiertamente la necesidad que las fuerzas armadas pasaran a supeditarse al juego de la democracia, por lo tanto su papel se debía adscribir a los lineamientos de la sociedad civil, para aquellos años esta era una afrenta al Ejército que se resistía a entregar el poder.

Luego en los años, me reencontré de nuevo con Héctor en la Escuela de Ciencia Política de la Universidad de San Carlos, en donde ambos dictábamos clases, por lo que nos encontrabámos más frecuentemente en los corredores y reuniones de coordinación que convocaban, otros queridos amigos, Mario Luján y Rolando Palomo, Director y Secretario de la Escuela de Ciencia Política. Héctor y yo, formábamos parte de un grupo numeroso de profesionales como Vícotr Gálvez, René Poitevin (+), Samuel Monzón, Luis Alberto Padilla, Gabriel Aguilera, Guillermo Pedroni, Edmundo Urrutia, Rokael Cardona, Roderico Segura, Edgar Rosendo Amado Saénz, Miguel Angel Barrios (+) y otros que ahora olvido, pero con quienes compartimos una grata amistad.

Una vez Héctor organizó un evento que buscaba destacar que peligros o que situaciones vinculadas a la agricultura provocaban riesgos de conflictividad social, en donde era evidente uno de los problemas más espinosos fue la cuestión agraria, en donde los extremos volvieron a emerger, pero aún así se generó una buena discusión. Héctor con su maestría y capacidad de síntesis y análisis fue haciendo un resumen y relevando los factores más críticos de esa problemática. Genial.

El haber desempeñado el puesto de primer Secretario de la Paz, fue sin duda, un puesto con enorme merecimiento para Héctor, pues el régimen de Ramiro de León Carpio (+), se encontraba presionado por las fuerzas del Ejército y con poca capacidad de maniobra, pero Héctor hizo su papel, planteando sin tapujos su posición y buscando el encuentro y abriendo espacios para construir la paz. Descansa en paz el sociólogo y maestro Héctor Rosada, hasta siempre Héctor.

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