Por Redacción La Hora*
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Durante el Oficio de la Pasión de Cristo, de Viernes Santo, día en el que la Iglesia recuerda la crucifixión y la muerte de Jesús, el Papa Francisco se postró en el suelo durante unos minutos en la Basílica de San Pedro, que permaneció casi vacía.
El Padre Raniero Cantalamessa, predicador de la Casa Pontificia, en la homilía de conmemoración de la Pasión del Señor, presidida por el Papa Francisco, dijo que, en medio de tanto sufrimiento causado por la pandemia, «Dios es aliado nuestro, no del virus».
De acuerdo con Vatican News, el fraile capuchino lanzó un mensaje contundente: «no hagamos que tanto dolor, tantos muertos, tanto compromiso heroico por parte de los agentes sanitarios haya sido en vano. Construyamos una vida más fraterna, más humana y más cristiana».
La Agencia Internacional de Noticias, Associated Press (AP), informó que, mientras Francisco escuchaba atentamente la misa de Viernes Santo, Cantalamessa dijo a que apenas el elemento más pequeño y sin forma de la naturaleza, un virus, ha recordado a la humanidad que “somos mortales» y añadió que, «el poder militar y la tecnología no son suficientes para salvarnos».
Según detalla AP, la misa solemne se realizó sin fieles, como todas las ceremonias de la Semana Santa en el Vaticano esta semana, como parte de las medidas de contención contra la propagación del virus que causa el COVID-19.
Cantalamessa, citó las palabras de San Gregorio Magno, destacando que la Escritura crece con quienes la leen» (cum legentibus crescit), y recordó que hoy todos los cristianos leen el relato de la Pasión con una pregunta en el corazón, «más aún, con un grito», que se eleva por toda la tierra y que por lo tanto, «debemos tratar de captar la respuesta que la Palabra de Dios le da».
Cantalamessa dijo que cuando la pandemia termine, volver a las cosas como eran será a lo que debería temerse más. Además, mencionó que el virus derribó barreras y distinciones de raza, nación, religión, riqueza y poder.
El padre Raniero refirió que, Jesús murió por todos y no solo por los que tienen fe, con lo cual el plan de Salvación de Dios fue pensado para toda la humanidad, sin excluir a nadie.
EFECTOS DE LA PANDEMIA
Según se describe en el artículo del Vaticano, Cantalamessa se refirió al contexto de sufrimiento e incertidumbre que viven millones de personas en todo el mundo, recluidas en sus hogares cumpliendo con la cuarentena para evitar que se siga extendiendo el coronavirus. En ese sentido, el predicador de la Casa Pontificia cuestionó, cuál es la luz que todo esto arroja sobre la situación dramática que está viviendo la humanidad.
“También aquí, más que a las causas, debemos mirar a los efectos. No solo los negativos, cuyo triste parte escuchamos cada día, sino también los positivos que solo una observación más atenta nos ayuda a captar. La pandemia del coronavirus nos ha despertado bruscamente del peligro mayor que siempre han corrido los individuos y la humanidad: el del delirio de omnipotencia”, dijo Cantalamessa.
Además, cuestionó cuándo, en la memoria humana, los pueblos de todas las naciones se sintieron tan unidos, tan iguales, tan poco litigiosos, como en este momento de dolor.
“Nunca como ahora hemos percibido la verdad del grito de un nuestro poeta: ¡Hombres, paz! Sobre la tierra postrada demasiado es el misterio. Nos hemos olvidado de los muros a construir. El virus no conoce fronteras. En un instante ha derribado todas las barreras y las distinciones: de raza, de religión, de censo, de poder. No debemos volver atrás cuando este momento haya pasado”, refirió el Predicador de la Santa Sede.
El Padre Raniero, dijo que no debe permitirse que, tanto dolor, tantos muertos, tanto compromiso heroico por parte de los agentes sanitarios haya sido en vano.
«Es el momento de realizar algo de esta profecía de Isaías cuyo cumplimiento espera desde siempre la humanidad. Digamos basta a la trágica carrera de armamentos. Gritadlo con todas vuestras fuerzas, jóvenes, porque es sobre todo vuestro destino lo que está en juego. Destinemos los ilimitados recursos empleados para las armas para los fines cuya necesidad y urgencia vemos en estas situaciones: la salud, la higiene, la alimentación, la lucha contra la pobreza, el cuidado de lo creado. Dejemos a la generación que venga, un mundo más pobre de cosas y de dinero, si es necesario, pero más rico en humanidad», concluyó el Padre Raniero.
De acuerdo con el artículo de AP, durante el servicio en la basílica se ofrecieron oraciones por aquellos que contrajeron o sucumbieron al virus, así como por el personal de atención médica que atiende a los enfermos.
*Con información de AP y Vaticannews