Víctor Ferrigno F.

Jurista, analista político y periodista de opinión desde 1978, en Guatemala, El Salvador y México. Experiencia académica en las universidades Rafael Landívar y San Carlos de Guatemala; Universidad de El Salvador; Universidad Nacional Autónoma de México; Pontificia Universidad Católica del Perú; y Universidad de Utrecht, Países Bajos. Ensayista, traductor y editor. Especialista en Etno-desarrollo, Derecho Indígena y Litigio Estratégico. Experiencia laboral como funcionario de la ONU, consultor de organismos internacionales y nacionales, asesor de Pueblos Indígenas y organizaciones sociales, carpintero y agro-ecólogo. Apasionado por la vida, sobreviviente del conflicto armado, luchador por una Guatemala plurinacional, con justicia, democracia y equidad.

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Víctor Ferrigno F.

Al 7 de abril, el COVID-19 arrojó una cauda de más de 80 mil muertos (AFP) en el mundo, y América concentra el 40% de la pandemia (el País), mientras EE.UU. cerca militarmente a Venezuela, y la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) advierte que Latinoamérica y el Caribe (ALC) sufrirán una recesión, con una caída del PIB de entre el 1.8% al 4%, dependiendo de cómo cada país enfrente las crisis sanitaria y económica.

“El mundo se enfrenta a una crisis sanitaria y humanitaria sin precedentes en el último siglo, en un contexto económico ya adverso; a diferencia de 2008, esta no es una crisis financiera sino de personas, de salud y bienestar”, anunció Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL.

Bárcena advirtió que se trata de una situación de economía de guerra, donde es indispensable el rol del Estado y no del mercado; […] “por ello, los Estados están asumiendo un papel central para suprimir el virus y los riesgos que afectarán a la economía y la cohesión social. Sostiene que “aplanar la curva de contagios requiere medidas que reduzcan los contactos interpersonales, lo que generará contracción económica, paralizará actividades productivas y destruirá la demanda agregada/sectorial”.

En este contexto aciago, a Donald Trump se le ocurrió desarrollar ejercicios militares en el Mar Caribe, amenazando la soberanía de Venezuela, con el claro propósito de desviar la atención del grave problema sanitario que no pudo controlar, convirtiendo a EE.UU. en el actual epicentro mundial del COVID-19, con más de 12 mil muertos.

En ALC, los efectos de la pandemia serán graves, pues solamente se invierte un 2,2% del PIB en salud, mientras la OPS recomienda un 6%. Guatemala, como siempre, está a la cola, con apenas 1%, y es el país con menos camas hospitalarias por cada mil habitantes.

La pandemia afectó a ALC tras una década de crecimiento económico mediocre, que apenas alcanzó un 1.9% de promedio, siendo la región más desigual del mundo, con crecientes tasas de pobreza (30.2%) y pobreza extrema (10.2%). En Guatemala, excepcionalmente desigual, el crecimiento superó el 3%, pero la pobreza creció hasta el 59.3% (aumentó 8% desde 2006), y la pobreza extrema alcanzó el 22.5%.

Esta es la población que más sufrirá con el coronavirus y con la recesión, y la que más tardará en recuperarse, si sobrevive. Los reclamos y levantamientos sociales no tardarán en llegar, y es evidente que la salida autoritaria es la primera opción a la que el presidente Giammettei recurre, interponiendo Estados de Excepción, limitando garantías constitucionales. Así, sufre la salud pública, la economía y la democracia.

En opinión de la CEPAL, habrá disminución de la actividad económica en el orbe, caída de los precios de los productos primarios, interrupción de las cadenas de valor mundiales, menor demanda de servicios turísticos, y reducción de las remesas. Éstas cayeron 40% en marzo, según el banco de Guatemala.

La pérdida de empleos ya está siendo uno de los peores efectos de la recesión. Asumiendo el escenario recesivo menos negativo (1.8%), la pérdida de empleos en Guatemala podría llegar a cerca de 720 mil; unos 216 mil empleos formales y los restantes 504 mil en la economía informal, afectando principalmente a las micro, pequeñas y medianas empresas.

A pesar que nuestro régimen constitucional establece que el Estado debe tutelar los derechos del trabajador, el MINTRAB ya emitió un Acuerdo Ministerial autorizando un procedimiento para que los patronos puedan suspender los contratos vigentes, lo cual, además de ser ilegal, generará conflictos e ingobernabilidad.

Coronavirus, recesión, desempleo, hambre y represión, son cinco escalones que, previsiblemente, deberemos superar para construir un país diferente e inclusivo, en un nuevo mundo, donde la salud pública, la solidaridad y la justicia social alcancen a todos. Entonces nos volvernos a abrazar, y podremos decir que somos una nueva especie humana.

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