1721-2021
Walter Enrique Gutiérrez Molina1
El próximo 28 de febrero de 2021 se cumplirán tres siglos de la jura de Jesús Nazareno de La Merced como patrón y abogado contra pestes y calamidades, males temporales y espirituales, de la Ciudad de Santiago de Guatemala. El cabildo de la ciudad, asistió el primer viernes de cuaresma de 1721 a la iglesia de Nuestra Señora de La Merced, y jurando sobre los evangelios, recibió al Nazareno como protector, comprometiéndose a asistir perpetuamente a su Reseña de Martes Santo.
Nombrar santos o esculturas protectores no era algo excepcional en la sociedad colonial. En el caso de Santiago de Guatemala llegó a contar con por lo menos una docena de ellos. Lo que hace singular esta jura es quizás, en primer lugar, la permanencia en el ideario social del hecho; la importancia de la cofradía del Nazareno Mercedario y, sus conexiones con el poder local. Este fue un acontecimiento que en su origen representa las relaciones políticas, sociales y económicas de las cofradías santiagueñas del siglo XVIII, tres siglos después posee una connotación más espiritual, vigorizada por las crecientes necesidades de un pueblo que, aunque reducido en porcentaje, mantiene las costumbres y tradiciones ancestrales que rodean el culto a las esculturas coloniales.
Sin embargo, y como sucede cuando de historia se trata, nunca se está completamente seguro de poder cerrar un capítulo investigativo. De ahí que, pese a que varios historiadores del arte y de la Semana Santa guatemalteca han tocado el tema de la jura, se presentó para el libro que la parroquia La Merced publicó en este año, un breve estudio sobre un documento poco abordado hasta hoy. Se trata de una página del Libro de Cabildo del Ayuntamiento de Santiago de Guatemala en la cual se anota la solicitud que los cofrades de Jesús de La Merced presentaron ante ese cuerpo colegiado el día 18 de febrero de 1721.
Gracias al interés de los investigadores Willian Salazar y Oscar Haeussler, ambos colegas historiadores, se procedió a localizar el libro y el acto de solicitud de la cofradía para que el cabildo de Santiago de Guatemala procediera a la jura. Una vez localizado se pudo constatar que después de conocida la solicitud, los integrantes del cabildo, que eran al mismo tiempo cofrades de Jesús de La Merced, redactaron una respuesta que quedó registrada en los márgenes de dicha página.
Lo complejo es que el espacio es reducido y la cantidad de texto saturó la misma, haciendo difícil su paleografía. Con paciencia se pudo ir realizando la transcripción, modernizándola para su mejor comprensión. En ella hay una pequeña porción del texto que cambia el título con que hasta el presente se conoce a Jesús de La Merced. En él aparece que el cabildo acordó jurarlo como su patrón y abogado, un protector y un defensor.
¿Por qué cambió o se redujo el título con que Jesús Nazareno ha llegado hasta nuestros días? La razón puede estar en el mismo Libro de Cabildo, cuando registra el acto de la jura, realizado el 28 de febrero y anotado el 28 de marzo de 1721. En él desaparece la palabra abogado y solo queda explicita la función de defensor cuando el texto dice: “desde ahora para siempre jamás recibir a este Divino Señor por su Patrón y poniéndole debajo de su protección y amparo le suplican rendida y humildemente se sirva a librar a toda esta ciudad de todo género de peligros temporales y espirituales y más especialmente de los que producen los terremotos con que la divina justicia la tiene amenazada y de peste fuego agua y demás necesidades…” Es decir que entre lo acordado y lo realizado desapareció uno de los títulos en virtud que la función estaba implícita en el acto y en algo que ha sido practicado casi inalteradamente desde el siglo XVIII: la procesión de La Reseña.
Resulta interesante resaltar que, a diferencia de la consagración, realizada poco menos de cuatro años antes, los documentos de la jura del ayuntamiento ante Jesús de la Merced reconociéndolo como patrón, son mucho más certeros en cuanto que están perfectamente asentados en los lugares en que debían registrarse: el libro de actas del cabildo y el libro de aumentos de la cofradía. Hay un tercer testimonio incluido en la Recordación Florida, obviamente insertado posterior a la conclusión del texto por Antonio de Fuentes y Guzmán, situación que también sucede con el registro de la consagración.
Entre ambos eventos, el de la consagración y el de la jura, pesan circunstancias particularmente llamativas. Mientras que sobre la primera no hay registro localizado en las fuentes episcopales, ni una constante celebración anual que la recuerde por lo menos hasta finales del siglo XX, la jura, además de tener los registros en los tres lugares citados, reproduce año con año la actualización del reconocimiento de Jesús Nazareno como Patrón Jurado de la Ciudad. La procesión de La Reseña, que existe anterior a la jura, desde 1702, se convirtió por la misma disposición del Ayuntamiento en el recuerdo entre la comunidad de dicho acontecimiento a partir de ese año.
Resulta interesante que es la procesión de la cual se tiene más constancia de continuidad en la historia de la Semana Santa guatemalteca. Esto conlleva a pensar en la importancia que el cabildo y la ciudad dieron a la memoria del suceso tratado acá. Contar con el Nazareno de La Merced como patrón y abogado fue para ellos un motivo de orgullo de clase, pero al mismo tiempo, proyección social hacia el resto de estratos de la ciudad.
Con el traslado de la ciudad de Santiago y todos sus patronazgos, privilegios y prerrogativas, Jesús de La Merced se convirtió en patrón de la nueva capital del reino y posteriormente de la capital de la Federación y luego de la República. Esta situación se mantuvo vigente por lo menos hasta la década de 1870 en que la Reforma Liberal extinguió la presencia oficial en los actos religiosos. Sin embargo, la procesión continuó desarrollándose, modificando ligeramente su primigenia intención de clase, pero no el espíritu de lo que significa la protección divina sobre la ciudad y sus habitantes.
Es evidente que, a través del tiempo, especialmente en el siglo XX, la cofradía, convertida en directorio y luego en grupo de colaboradores parroquiales, mantuvo con mucha claridad la figura de Jesús Nazareno como Patrón Jurado, especialmente por el vínculo del acto en mención realizado en 1721 con la celebración de la procesión de La Reseña. Es decir que, la realización de la procesión del Martes Santo por la mañana se convirtió en el signo visible del acontecimiento protagonizado por el cabido de la Ciudad de Santiago, aunque ya vaciado de su contenido de clase, vitalizando e impulsando el sentido espiritual de la jura. Eso no significó, sin embargo, que hasta la década de los 80, la procesión fuese organizada por un reducido grupo de personas y Jesús llevado en hombros por miembros prominentes de las élites económicas y políticas de la sociedad.
Este breve repaso por la historia de la jura de Jesús de La Merced como patrón y abogado, valora este último título, olvidado desde la realización misma del evento, pero que ha sido una constante en el reconocimiento que su cofradía y luego el pueblo le ha dado desde 1721. Al ser abogado es defensor, pero no solo de los males materiales, como los que aquejan a Guatemala y la ciudad en estos momentos, sino los espirituales, que son, sin duda, de muy amplias y variadas repercusiones.
En este 2020, en que La Reseña será suspendida, quizás por primera vez en sus 318 años de historia, el acontecimiento de la Jura acontecido hace 299 años, seguramente hará reflexionar a fieles y académicos sobre el devenir de la historia del pueblo de Guatemala y sus efectos sobre la cultura y las tradiciones.
Grabado de la casa Turgis de París, finales del siglo XIX. Los grabados, así como la pintura devocional, mantuvo siempre presente en la feligresía la figura de Jesús de la Merced como Patrón Jurado contra los males temporales y espirituales de la Ciudad de Guatemala. Colección particular.
Documento que contiene la solicitud de la cofradía de Jesús de La Merced para que el cabildo jure a Jesús de la Merced como su patrón y lo acordado por el mismo, señalando que se le reciba como Patrón y Abogado.
Archivo General de Centroamérica -AGCA- S. A.1. Legajo 2840 Expediente 25358.