Las curadoras de la exhibición de la Bienal Internacional de Arquitectura, Yvonne Farrell, a la izquierda, y Shelley McNamara, en Venecia, Italia. FOTO LA HORA: ANTONIO CALANNI/AP.

Por JOCELYN NOVECK
NUEVA YORK
Agencia (AP)

Las arquitectas irlandesas Yvonne Farrell y Shelley McNamara fueron seleccionadas como las ganadoras del Premio Pritzker de Arquitectura 2020 por su «consecuente servicio a la humanidad como evidencia un cuerpo de trabajo construido», y por allanar el camino para las mujeres en una profesión dominada por los hombres.

El anuncio fue hecho por Tom Pritzker, presidente de The Hyatt Foundation, que patrocina el premio, considerado el máximo honor en el campo.

El jurado destacó que el par, que cofundó Grafton Architects en Dublín en 1978, «ha buscado consecuentemente y sin vacilar la más alta calidad de arquitectura para la locación específica en la que construirá, las funciones que albergaría y en especial para las personas que la habitarán y usarán sus edificios y espacios».

Agregó: «Tienen una obra que incluye numerosos edificios educacionales, viviendas e instituciones culturales y civiles. Pioneras en un campo que tradicionalmente ha sido y sigue siendo dominado por los hombres, también han servido como faros para otros al forjar su ejemplar trayecto profesional».

En una entrevista telefónica con The Associated Press desde Dublín, Farrell y McNamara describieron cómo empezaron a colaborar en 1969, cuando se conocieron como estudiantes de arquitectura. «Aprendimos mucho la una de la otra», dijo McNamara. «Crecimos juntas en la universidad».

Incluso hoy, agregó, tras décadas de experiencia, «lo interesante es que siempre sentimos que estamos comenzando. Con la arquitectura, uno siempre se siente rejuvenecer mientras va envejeciendo. Eres continuamente desafiado y te desafías a ti mismo».

Las arquitectas han colaborado en muchos proyectos en su país natal, pero también han recibido comisiones de Perú, Italia y Francia.

Farrell dijo que ambas creen que «la arquitectura es tanto un negocio como un arte».

«En cada proyecto», explicó, «existe la capacidad de encontrar algo adicional a lo que el cliente quizás había soñado, algo que se suma gracias a las habilidades imaginativas y creativas de lo que la profesión de la arquitectura te puede dar».

«A veces decimos que somos como científicas del espacio», agregó. Cuando conciben un proyecto para un cliente, dijo, «tratamos y entendemos su aspiración funcionalmente, pero en términos de su sueño o simbolismo. Encontramos una historia en cada proyecto».

En su fallo, el jurado destacó proyectos como el Instituto Urbano de Irlanda, un edificio de 2002 que «emplea lo que la arquitectura llama una ‘piel diseñada’ para crear un edificio visualmente interesante a través de cambios en materiales que responden a aperturas, pliegues, necesidades de sombra y otros asuntos», y a la vez es un edificio eficiente y sostenible.

También citaron edificios universitarios en Perú y en Italia, diciendo que las arquitectas «han logrado una escala humana a través de la composición de espacios y volúmenes de diferentes tamaños. Los diálogos que crean entre edificios y entornos demuestran una nueva apreciación tanto de su obra como del lugar».

En un manifiesto escrito para la Bienal de Venecia en 2018, Farrell y McNamara dijeron: «Estamos interesadas en ir más allá de lo visual, enfatizando el papel de la arquitectura en la coreografía de la vida diaria. Vemos la tierra como al cliente, y esto conlleva responsabilidades prolongadas. La arquitectura es el juego de luz, sol, sombra, luna, aire, viento, gravedad, de maneras que revelan los misterios del mundo».

El Premio Pritzker de Arquitectura fue creado en 1979 por el difunto emprendedor Jay A. Pritzker y su esposa Cindy. El ganador recibe 100 mil dólares y una medalla de bronce. No se otorga a una firma sino a un arquitecto individual; cuando más de un individuo es seleccionado, es porque el jurado considera que su trabajo está indisolublemente ligado.

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