Por Margarita Girón
jgiron@lahora.com.gt
Desde que estaba en Guatemala, Silvia Juárez tuvo contacto con causas sociales que luego, al tener la necesidad de migrar a Estados Unidos, continuó impulsando pese a la responsabilidad que implica ser madre soltera de tres hijos, programas de educación para los jóvenes de Sanarate y así potencializar sus capacidades y disminuir la intención de migrar ante la falta de oportunidades.
La Hora Voz del Migrante conversó con Silvia, quien comentó su historia y cómo su deseo de ayudar a los niños de la comunidad de donde es originaria, le ha llevado a liderar una organización en favor de la educación.
SU HISTORIA
Silvia describió que durante diez años laboró para el Comité de Reconstrucción Nacional, entre 1986 a 1996, en donde pudo laborar en temas de nutrición y como supervisora de programas de “alimento por trabajo”.
“Esto de alguna forma me permitió tener la convivencia cercana con las necesidades del país en asentamientos como La Esperanza, Cuatro Banderas y otros que surgieron luego del terremoto ocurrido en 1976”, dijo la entrevistada.
Sin embargo, la institución fue cerrada y al encontrarse como madre soltera de tres niños, la opción de viajar a Estados Unidos se convirtió en la oportunidad de salir adelante, aunque a decir de Silvia, se convirtió también en un sacrificio, pues tuvo que dejar a sus tres hijos en Guatemala.
“Mi madre me dijo un día, que no había más opción y encontrar un trabajo similar era complejo y tenía la responsabilidad de poder sostener a tres niños y gracias a Dios yo tenía visa y así salí de Guatemala en busca del sueño americano en 1997, dejando a mis hijos en manos de ella”.
A decir de la connacional, separarse de sus hijos fue una experiencia que califica como “terrible”, pues tuvo que dejar no solo su país sino también a sus hijos de 6, 12 y 13 años.
“Se viene uno con el corazón roto, uno deja Guatemala por necesidades extremas y que definitivamente tenemos que afrontar y tenemos que hacerlo por amor a nuestros hijos”.
Silvia pasó dos años separada de sus hijos y volvió ya con un estatus migratorio de residente, para realizar los trámites y que ellos pudiesen viajar con ella a Estados Unidos, situación que ocurrió cinco años después de su partida de Guatemala.
Para Silvia inició otro reto, porque a decir de la connacional, “las luchas siempre existen” y al vivir en California, pudo ver que las necesidades de los migrantes son muchas y enfrentan situaciones adversas al sueño de alcanzar la meta y tener el éxito en otro país, luego que deciden dejar sus países de origen y a sus familias, huyendo de la pobreza y la falta de oportunidades.
“La pobreza es real en nuestro país, pese a que nuestro país es rico en recursos naturales, las oportunidades para su gente son limitadas”.
Así fue como Silvia se involucró en diferentes ministerios religiosos y desarrolló proyectos de ayuda social y pese a que el factor económico, muchas veces impide que todos los planes se concreten, la muerte de su yerno a los 24 años, le dio un nuevo giro a su vida.
“Muere mi yerno y deja una niña de 5 meses de nacida, luego muere otro jovencito de la iglesia y los retos de no tener cómo enterrar a nuestra gente acá y tener que armar eventos de caridad para poder ajustar la plata, me llevó; gracias a la iniciativa de alguien, a pensar en una organización de ayuda para jóvenes”, detalló Silvia.
ASÍ NACIÓ “JÓVENES EN ACCIÓN”
Silvia decidió unirse junto a un grupo de jóvenes y así nació Jóvenes en Acción en 2010, una organización que busca ayudar a jóvenes estudiantes de Sanarate, El Progreso, de escasos recursos de escuelas públicas, para que puedan mejorar sus condiciones de vida y la de sus familias. Todo a través de las actividades que se desarrollan en los programas de reforzamiento de enseñanza, aprendizaje, estimulación y esparcimiento.
Algo que a decir de Silvia, ayudará a prevenir el involucramiento de los jóvenes en actos ilícitos, para atraerlos a espacios saludables y donde puedan crecer integralmente.
“A raíz de las mismas necesidades que vemos en nuestros connacionales y en todos los latinos que estamos acá, logrando un sueño americano en nuestro país, porque para mí tenemos derecho de lograr ese sueño en la tierra en la que hemos nacido, porque nacimos en América y así nació la organización, de esa necesidad de crear familias sólidas y no separarlas por una migración forzada”, indicó Juárez.
Silvia dijo que aunque para ella fueron cinco años, para muchos otros guatemaltecos han sido, 20 o 30 años de separación, es por ellos que creen en una familia integrada, que tenga acceso a una educación integral. Asimismo, añadió que al vivirlo en carne propia, sabe que es posible salir adelante.
“Ahora les digo a las madres que sí se puede, a los hogares que deben estar unidos, que necesitan creer en sus hijos y potencializar sus habilidades y talentos”.
Según detalló Silvia, cada año trabajan proyectos basados en un acuerdo que lograron establecer con el Ministerio de Educación, en el que 25 estudiantes son beneficiados con el programa. A la vez, detalló Silvia, la meta principal es llevar a los jóvenes al grado académico siguiente.
“El logro que nosotros tenemos es que esos niños permanezcan en la escuela y que ganen sus grados, para disminuir la deserción escolar”, dijo Silvia y agregó que el año pasado, salió la primera promoción adscrita al programa, misma que alcanzó el grado de tercero básico.
Además, mencionó que uno de los retos ahora es lograr que los jóvenes puedan encontrar cupo en centros educativos en donde puedan cursar el bachillerato sin tener que pagar mensualidades costosas para continuar con sus estudios y en donde puedan aprender una carrera técnica que pueda aumentar sus posibilidades de obtener un trabajo y disminuir la intención de migrar en los jóvenes, ante la falta de oportunidades.
“Las familias ya ven el diversificado como una carga y es cuando muchos jóvenes tienen que salir a trabajar o muchas veces migrar y esa es la clave, lograr que esos niños permanezcan en sus hogares junto a sus padres y que las familias no se desintegren por buscar un camino a través de la migración”, agregó Juárez.
SU INSPIRACIÓN
Al consultarle las razones que le inspiran, la guatemalteca dijo aunque muchos consideran que su idea es una locura, su determinación por cambiar una vida a la vez; aunque no sean 200 o 500 estudiantes o familias, para ella es algo grande.
“Para mí es algo que me levanta todos los días y que va más allá de decir, si se puede o no, yo sé que se puede, sé que es posible y sé que la pasión y la fe de saber que si hay esperanza para nuestra gente, me motiva”.
SOBRE EL FUTURO
Silvia manifestó que actualmente buscan hacer que los programas sean autosostenibles; lo que se traduce en enseñar a las personas a encontrar medios de subsistencia, a través de programas a corto plazo, a través de algún tipo de maquila o taller de reparación de computadoras en donde enseñarán a los padres de familia de los niños beneficiados cómo pueden salir adelante.
“Necesitamos poder unirnos como guatemaltecos y como comunidad, no solo predicar, sino también accionar, como se llama nuestra organización”.
A decir de la entrevistada, el involucramiento del Estado en el tema de la educación es importante y para ello se necesitan docentes que estén apasionados por enseñar y formar, conscientes de que esos niños que llegan a las aulas tienen una semilla con un potencial tremendo.
“Yo siempre he sido de la idea de que en cuatro años no se cambia un sistema que viene de muchos años de prueba y error; sin embargo, sé que es posible que se llegue a acuerdos en donde puedan estimular el desarrollo socioeconómico de las familias, porque desde que el niño entra a la escuela hay un potencial que puede desarrollar y está en manos de los docentes cumplir con estimular esas capacidades”, acotó Juárez.
ENTRE GUATEMALA Y ESTADOS UNIDOS
Para la guatemalteca, aunque la posibilidad de establecerse en Guatemala, es una opción que en algún momento ha considerado, su familia en Estados Unidos también es importante y según manifestó, tiene el corazón dividido pues aunque Guatemala la vio nacer, en EE. UU., ha encontrado la oportunidad de salir adelante y trabajar por los suyos, además de aportar a los jóvenes de su país.
“Cuando yo pienso en Guatemala, pienso en todo lo bello que tiene mi país y mi gente, la gente que cuando me ve en la calle me saluda y me abraza, la gente de Guatemala es cálida y siempre abierta y sencilla y eso se extraña”, dijo.
Silvia manifestó que busca continuar trabajando en otras comunidades que tienen una estadística elevada de deserción escolar después de sexto primaria y es a ellos quienes estarán dirigidos los proyectos en el futuro.