Jorge Morales Toj
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La injusta distribución de la tierra sigue siendo materia pendiente en Guatemala, la miseria y pobreza se concentra en los pueblos indígenas y comunidades campesinas y rurales, los cuales, se sustentan en datos de la Política Agraria que brinda la siguiente información: “En base a las proyecciones del Instituto Nacional de Estadística (INE), la población para el 2014 asciende a 15 millones 806 mil 675 de habitantes, de los cuales el 42% pertenece a los pueblos indígenas. Se estima que, en el 2013, el 51.9% de la población correspondió al área urbana y el 48.1% al área rural. Esta última, según las proyecciones, será del 36.3% en el 2032. La pobreza en el área rural asciende a un 74.8% y entre los pueblos indígenas, a un 63.8%.
En la parte introductoria la Política Agraria se establece que “alrededor del 36% de la población ocupada en el país labora en la agricultura, mientras que en la industria es el 20.2% y en los servicios, el 43.7%. Es decir, las actividades agrícolas absorben una buena proporción de la mano de obra, a la que se paga los salarios más bajos. Este sector es el que más contribuye al empleo informal (41.1%). El salario mínimo agrícola cubre únicamente el 51% de la canasta básica vital”.
Sin lugar a dudas, el agro sigue siendo una base importante que mueve la economía del país, a pesar de las grandes migraciones hacia los Estados Unidos, los miles de familias campesinas, que trabajan “de sol a sol”, hacen sus mayores y mejores esfuerzos por sembrar y producir la tierra. Admirable es ver el amanecer en el campo, donde hombres y mujeres a tempranas horas labran la tierra para sembrar los alimentos de mañana.
El Estado de Guatemala ha mantenido en completo abandono al área rural. En años pasados, los gobiernos han desmantelado la poca institucionalidad que apoyaba al campesinado y lo que han generado son programas clientelares que instrumentalizan la pobreza y la miseria del área rural.
En la construcción de la Política Agraria plantearon algunas respuestas a la problemática agraria y se estableciendo cuatro ejes para su abordaje: a) el acceso a la tierra, b) la resolución de conflictos agrarios, c) la certeza y seguridad jurídica y d) el acceso a otros activos productivos.
Desde una perspectiva amplia y desde la integralidad del abordaje de la situación agraria, esos cuatro ejes son una base mínima para comenzar a resolver las demandas históricas del campesinado guatemalteco. Tal como lo establece la Política Agraria “dichos ejes constituyen los mecanismos que se considera pueden generar condiciones para que la población indígena y campesina supere los bajos niveles de desarrollo humano que hasta ahora prevalecen entre la población rural. De tal manera que la Política Agraria se convierte en un pilar fundamental para lograr la movilidad social del sujeto priorizado de la Política de Desarrollo Rural Integral, de la infra y subsistencia hacia posiciones excedentarias en su economía”.
Señor presidente Alejandro Giammattei, es urgente que retomen la implementación de la Política Agraria y alinear a la institucionalidad agraria en la lucha contra la desnutrición.