Manifestantes palestinos escapan de los gases lacrimógenos lanzados por soldados israelíes durante enfrentamientos en la ciudad cisjordana de Hebrón. Foto La Hora/AP/Majdi Mohammed.

Por JOSEPH KRAUSS
JERUSALÉN
Agencia AP

Los palestinos rechazaron hoy las acusaciones estadounidenses de incitación a la violencia tras una jornada de choques y ataques que dejaron tres muertos palestinos y más de una docena de heridos israelíes.

Sin embargo, vincularon el repunte de la violencia con la iniciativa del presidente Estados Unidos, Donald Trump, para Oriente Medio, que favorece a Israel en todas las cuestiones espinosas del conflicto y le permitiría anexionarse gran parte de la Cisjordania ocupada.

«Quienes presentan planes para la anexión y el apartheid y la legalización de la ocupación y los asentamientos, son los que tienen la plena responsabilidad de agravar el ciclo de violencia y extremismo», dijo Saeb Erekat, un destacado funcionario palestino en un comunicado.

Erekat respondía a las declaraciones realizadas en la víspera por Jared Kushner, yerno de Trump y arquitecto del plan de la Casa Blanca para Oriente Medio, quien culpó al presidente palestino, Mahmud Abás, de los últimos episodios de violencia.

«No pidan un día de ira y animen a (su) pueblo a seguir la violencia si no consiguen lo que quieren», dijo Kushner el jueves tras informar al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas sobre el proyecto.

Kushner añadió que Abás «estaba sorprendido por lo bueno que era el plan para el pueblo palestino, pero se encerró en una posición» al rechazarlo antes de su presentación.

Según Erakat, Abás presentará pronto su propia propuesta ante el Consejo de Seguridad, uno que, según apuntó, está basado en el derecho internacional y contempla una solución de dos estados sobre las fronteras de 1967.

Los palestinos anhelan un estado independiente en Cisjordania, Jerusalén Este y la Franja de Gaza, territorios capturados por Israel en la Guerra de los Seis Días de 1967. Consideran que los asentamientos israelíes en Cisjordania y Jerusalén Este _ donde viven unas 700.000 personas _ son un importante obstáculo para la paz. La mayor parte de la comunidad internacional ve estos puestos avanzados como ilegales.

El plan de Trump permitiría que Israel se anexionase todos sus asentamientos, además del estratégico Valle del Jordán. A cambio, los palestinos tendrían una autonomía limitada en varios territorios, con una capital a las afueras de Jerusalén, pero solo si cumplen unas condiciones casi imposibles.

El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, respaldó con entusiasmo el plan. Los palestinos lo rechazaron con rotundidad, pero Abás no ha hecho un llamado a la violencia.

Sus fuerzas de seguridad trabajan con Israel para combatir a los grupos insurgentes en las partes de Cisjordania donde Israel les permite operar. Abás amenazó con suspender la cooperación en seguridad en respuesta a la iniciativa estadounidense, pero no se cree que lo vaya a hacer.

Las fuerzas de Abás no pueden trabajar en Jerusalén, donde se registraron dos de los tres ataques del jueves, ni cerca de los asentamientos en Cisjordania. Tampoco tienen el control de Gaza, donde el grupo insurgente islamista Hamas le arrebató el poder en 2007.

Su política de cooperación en seguridad con Israel es muy impopular entre los palestinos, y muchos la ven como un servicio a la ocupación israelí.

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