Marco Tulio Trejo

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Soy periodista, comunicador social y un soñador creador de opinión pública, para hacer conciencia que permita mejorar los problemas sociales, económicos y políticos que nos aquejan y nos mantienen inmersos en una sociedad con pocas oportunidades de vida para las nuevas generaciones. Estoy convencido de la importancia que tiene la prensa, en el fortalecimiento de la democracia, para coadyuvar a la consolidación de un Estado de Derecho con una certeza jurídica y el lema de mi señor padre siempre fue: “la pluma no se vende, ni se alquila”.

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Marco Trejo

Bajar el acoso escolar es uno de los retos que afrontan los colegios e institutos del sistema nacional educativo, por la cantidad de casos que se dan durante el ciclo escolar, debido a que provoca daños psicológicos como físicos y es un secreto a voces porque los centros estudiantiles lo que evitan es el espectáculo y el escándalo. Pero el mejor antídoto es que los afectados no callen el problema.

Lo complicado del tema es que los directores de los colegios o institutos, así como los maestros tratan de negar el acoso escolar y únicamente se limitan a hablar y no castigar el mal comportamiento de los alumnos o alumnas. Esto es un problema que no tiene género y muchas veces el sexo femenino es más cruel en la forma como actúan contra las demás compañeras de estudios.

El principal error que puede tener uno de padre o madre, es no verificar cómo se desarrollan las actividades escolares de nuestros hijos, qué les pasa y qué necesitan, quienes al verse presas del denominado “bullying” se esconden en sí mismos por frustración o enojo consigo mismos por no poder responder como sus agresores lo ameritan.

Es superimportante enseñarle a nuestros hijos que nos deben tener confianza para que se atrevan a contarnos lo que les está pasando, somos sus amigos y los únicos que vamos a apoyarlos para salir de un problema de esta magnitud que se vuelve cuesta arriba, porque por la inexperiencia, no saben para dónde agarrar en el momento que se sienten vulnerados por otro compañero de aula.

No es aconsejable motivar que nuestros hijos devuelvan la agresión, pero si hay técnicas que provocan no ser víctimas de los agresores, quienes en la mayoría de veces aprenden a ser violentos en sus casas, ya sea por ejemplo de algún familiar o bien porque les inculcan que golpear a otro es sinónimo de hombre, en el caso de los varones.

Algo muy importante es enseñarles a nuestros jóvenes que tienen que defenderse, pero sin dañar, sin motivo alguno a nadie, porque se caería en la misma situación de los acosadores, quienes no van a deponer su actitud, porque eso los hace ser los más populares de la clase, entonces seguir agrediendo a los demás les permite ser importantes.

La mayoría de padres o madres lo primero que hacen, al enterarse de la brutalidad que pasan sus hijos, es ir a buscar a los padres de los agresores y allí es donde se vuelve otro problema más serio que por el que atraviesan nuestros hijos y el ejemplo que se da, a toda la comunidad estudiantil, es mucho más bochornosa, porque se supone que los adultos son los que deben dar el ejemplo en la forma de comportarse.

Lo que recomiendan los expertos es en primer lugar hablar con los hijos o hijas para que aprendan a defenderse y no callar, es importante que también aprendan algún tipo de defensa personal y que logren evitar ser agredidos.

El siguiente paso es apersonarse a la dirección del centro educativo y que sean las autoridades las que impongan las reglas del juego y se logren bajar los índices de agresión entre los alumnos. Algo que es de suma importancia es enseñarle a nuestros hijos que el respeto a los demás es la mejor forma de convivir entre dos o más personas, que debemos ser tolerantes y sobre todo personas de bien.

Ha sido lamentable ver un video donde dos alumnos del colegio El Roble se liaron a golpes de una manera brutal, donde se ve como uno de los protagonistas, golpea en la cara al compañero de estudios, lo cual debería de ser castigado ejemplarmente por las autoridades escolares y que aprenda a respetar a sus semejantes, pero antes se debe evaluar porqué el comportamiento del joven agresor y tratar de erradicar la causa de dicho comportamiento.

Si no actuamos como sociedad vamos a seguir viendo este tipo de espectáculos, el cual no es nada bueno para la juventud que se hace la idea de que todo se debe resolver a golpes y no por medio de la comunicación entre gente civilizada que arregla sus problemas y diferencias por medio del diálogo.

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