El presidente Giammattei hizo ayer nuevos anuncios sobre la forma en que dilapidó el recurso público Jimmy Morales, aquel que decía que no era ni corrupto ni ladrón, pero se embolsó hasta el sobreprecio del pan que compraban para abastecer la Casa Presidencial. Imaginemos que si compraban la fila de pan francés a dieciséis quetzales (se puede comprar por tres quetzales al menudeo en cualquier panadería) para abastecer no sólo a la familia presidencial sino a todo el personal de la SAAS, cómo no iban a estar robando en las cosas más grandes.
El caso del seguro de Puerto Quetzal, denunciado ayer públicamente también por el Presidente, es algo que llora sangre. Los directivos de las portuarias son gente de confianza del mandatario y generalmente hacen micos y pericos con las contrataciones y adquisiciones que realizan en ejercicio de su “autonomía producto de la descentralización”, pero obviamente salpican a los de arriba como se hace en todos y cada uno de los negocios montados específicamente para engordar la vaca de la corrupción. Se incrementó el precio del seguro anual en alrededor de un millón de dólares, poco más de siete millones de quetzales, porque en la operación apareció un “corredor de seguros”, no obstante que la aseguradora es del Crédito Hipotecario Nacional, entidad estatal que puede negociar directamente con las otras empresas estatales sin necesidad de “comisionistas”.
Por fortuna este gobierno detectó el sucio negocio y lo dejó sin efecto, pero, así como ese ¿cuántos no habrá a lo largo y ancho de la administración pública si el ejemplo lo daba Morales hueveando hasta con el pan que compraban en la residencia oficial de la Presidencia? Y deliberadamente usamos esa expresión tan fuerte porque no era un simple robo ni el acostumbrado saqueo. Era literalmente levantarse hasta los vueltos, alcanzando niveles que superaron los vicios por los que Pérez Molina y Baldetti están en la cárcel.
Pero éste es el héroe de tantos “prestigiosos ciudadanos” que públicamente han expresado su admiración por el liderazgo que ejerció el comediante que, de carambola, llegó a la Presidencia, al punto que hasta le dan las gracias por los servicios prestados a la patria y por la expulsión de la CICIG.
No hay gobierno que se libre de los actos de corrupción, pero no cabe duda que sí hubo algo en lo que Jimmy Morales superó a los otros presidentes. Es el más pinche y no dejó centavo parado porque hasta los vueltos ser embolsaron cínicamente y lo confirma el precio de la fila de pan francés.