Marco Tulio Trejo

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Soy periodista, comunicador social y un soñador creador de opinión pública, para hacer conciencia que permita mejorar los problemas sociales, económicos y políticos que nos aquejan y nos mantienen inmersos en una sociedad con pocas oportunidades de vida para las nuevas generaciones. Estoy convencido de la importancia que tiene la prensa, en el fortalecimiento de la democracia, para coadyuvar a la consolidación de un Estado de Derecho con una certeza jurídica y el lema de mi señor padre siempre fue: “la pluma no se vende, ni se alquila”.

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Marco Trejo

Estamos por terminar el 2019, un año que nos deja muchos sinsabores por la forma que ha sido dirigida la administración pública, los politiqueros siguen creyendo que ser funcionario estatal es para llenarse los bolsillos con cada proyecto que ponen en marcha con el argumento que será de beneficio social.

Es chocante ver y escuchar cómo los politiqueros usan sus puestos para descalificar y destruir a los oponentes políticos, quienes se oponen a los negocios turbios que pretenden realizar y más si estos improperios vienen del encargado de la unidad nacional.

Es cierto que en muchos casos estos oponentes políticos también se han excedido y caen en situaciones similares a las que se oponen, pero en la mayoría de veces sus argumentos se ven mejor que los que profieren que están sentados en la “guayaba”.

Ayer escuchaba al mandatario Jimmy Morales con su cantaleta de desprestigio que lo ha llevado a ser, ante la opinión pública, como el peor de los presidentes que ha tenido el país, lo cual no es del todo cierto. Pero sus necedades e inmadureces lo colocan de esta manera, en la historia democrática, pero si se decirles que hay un par más que tampoco se salvan de tener este calificativo.

Si volteamos a ver al Legislativo, tenemos una mancuerna de diputados que integran la denominada Comisión de la Verdad, la cual su único fin es desprestigiar a la Comisión Internacional Contra la Impunidad (CICIG), que también tuvo sus momentos oscuros por el actuar de algunos de sus integrantes que cometieron abusos de poder.

Pero lo que realmente es indignante es que esta comisión haya escuchado gente de poca credibilidad y honorabilidad, incluso funcionarios como el alcalde de Antigua Guatemala, Adolfo Vivar, quien fue condenado a 23 años por corrupción, tras haber desfalcado la corporación municipal en favor de empresas de sus familiares más cercanos. Aunque también otros tantos desfilaron sin tener las calidades morales y éticas para desacreditar.

Ahora que tenemos autoridades electas, desde hace cinco meses, esperemos que cambie de rumbo el futuro del país, aunque tengamos mucha gente que sin que tome la batuta Alejandro Giammattei lo descalifican con argumentos pocos valederos. Es necesario que esperemos las primeras decisiones que adopte el nuevo gobierno, desde el próximo 14 de enero, lo cual nos dará la pauta de por dónde va ir la cosa.

En sus cuatro campañas presidenciables, el doctor Giammattei habló de ser anticorrupción, que él es un hombre honesto que quiere ser recordado como un buen funcionario público y no como del montón que lo que les recuerdan es a la familia. Esperemos entonces a ver el proceder de don Alejandro y cómo es que quiere, el recién electo Presidente constitucional, ser recordado durante su paso por el Organismo Ejecutivo.

Muchos analistas aseguran que lo que se necesita inmediatamente para cambiar el rumbo de la nación, es que se realicen reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos, a la Ley de Compras y Contrataciones del Estado, a la Ley de Servicio Civil, como parte importante de lo que requiere Guatemala.

Pero paralelamente se debe tratar de encontrar acuerdos entre la sociedad civil y el Estado, para que no sigamos con ese estira y encoge que vivimos, durante este desgobierno del Frente de Convergencia Nacional (FCN-Nación), que nos deja sumergidos en una serie de conflictos sociales, que no dejan trabajar a los funcionarios de turno.

La crítica es muy importante y vital, así como la fiscalización social porque abre caminos para que los funcionarios se desempeñen de una manera transparente y eficiente, lo cual permite encontrar soluciones a los problemas que afrontamos en temas sociales, económicos, financieros y laborales.

No podemos seguir con un Estado debilitado y que cualquiera haga lo que le viene en gana, no podemos seguir con los bloqueos de carreteras, de servicios esenciales y que nadie ponga orden. Todos debemos trabajar para sacar adelante al país y que no dejemos un Estado con los índices de desarrollo que estamos viviendo en materia de salud, educación y desnutrición.

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