Lic. Douglas Abadía C.
abadiadouglas80@gmail.com
Según aproximaciones científicas de centros académicos guatemaltecos, somos aproximadamente 20 millones de chapines en una extensión territorial de 110 mil kilómetros cuadrados, obviamente un gran porcentaje concentrados en la ciudad capital.
La educación sexual deficiente y ultra conservadora, aunado a los efectos que la extrema pobreza trae como vivir en hacinamiento entre familiares, donde surgen relaciones sexuales muchas veces a través de la violación y para ponerle la guinda al pastel, embarazo no deseado; por supuesto que existen cientos de factores que provocan que seamos un país sobrepoblado, los cuales trataré en próximas columnas.
El desempleo en el país se encuentra por las nubes, año con año se gradúan del nivel medio aproximadamente 150 mil jóvenes; lamentablemente nuestro país no brinda opciones para insertar laboralmente a esta cantidad de jóvenes que están empezando su vida productiva.
En parte, debido al fenómeno de la globalización, Guatemala ha sufrido cierto grado de modernización en sus ofertas de empleo, dando un paso en el tema de la diversificación laboral; logrando con esto mayor inserción laboral de personas que poseen profesiones u oficios que escasean en la tierra del quetzal.
La falta de un empleo formal, ha obligado a los chapines a engrosar al sector de la economía informal; y en el mejor de los casos, emprender algún negocio pese a los altos casos de inseguridad y extorsiones que existen en el país y la falta de acceso al crédito para obtener capital semilla.
La falta de certeza jurídica aunado a la conflictividad social provoca que inversiones nacionales como extranjeras migren hacia otros países con mayor atracción para invertir sus capitales.
A criterio personal considero que es cuestión de mentalidades y de necesidad económica el escoger el camino del empleo formal o el del emprendimiento; la mayor limitante es la falta de acompañamiento al “emprendedor” en temas de gestión, finanzas, administración, mercadeo, etc. entre otras herramientas propias de las ciencias económicas.
Guatemala está produciendo pobres a grandes escalas, los grandes actores del país no han vuelto la mirada hacia este tema o quizás se hacen de la vista gorda, lo que constituye una enfermedad social silenciosa que está provocando que la brecha entre poseedores y desposeídos crezca a pasos agigantados.
La sobrepoblación trae más efectos negativos que positivos para una sociedad, por lo regular en países tercermundistas, ante la ausencia de desarrollo sostenible, se garantiza la escasez y destrucción del medio ambiente, por mencionar un ejemplo de la magnitud del fenómeno.
Finalmente, una mayoría considerable de chapines seguirán reproduciéndose sin concientización, teniendo de 3 a 5 hijos por pareja, donde se seguirá fortaleciendo el círculo vicioso de la pobreza y la pobreza extrema, y por ende Guatemala ocupando una posición deplorable en el índice de desarrollo humano.