Por Margarita Girón
jgiron@lahora.com.gt
Cada día que se anuncia la llegada de un nuevo vuelo con retornados, los familiares de los guatemaltecos deportados se acercan desde la mañana a las instalaciones de la Fuerza Aérea Guatemalteca (FAG) en zona 13, un lugar en donde no hay espacio ni para resguardarse del sol y en donde permanecen en espera de la llamada que confirme que la persona que esperan llegó en el vuelo programado.
Algunos llegan en taxi, otros en vehículo, mientras otros lo hacen en bus o a pie. Durante la espera, cuentan sus historias entre sí y preguntan entre ellos a quién esperan, unos lo hacen con alegría, algunos con un semblante de preocupación y otros permanecen en silencio.
Como cada semana, se anunció que nueve vuelos se programaron entre 4 al 8 de noviembre, cada avión llega al país con un promedio de entre 100 y 120 guatemaltecos deportados provenientes de Estados Unidos, según información del Instituto Guatemalteco de Migración (IGM).
“Lo agarró la Migra cuando llegó a Texas, por más que gastó mi hijo que vive allá, no logramos que los abogados pudieran hacer algo y saber ni cómo va a venir mi pobre hijo después de tantos meses de estar detenido porque dice que no los tratan bien con tal que no vuelvan a irse,
Doña María, familiar de retornado
HORAS DE ESPERA AFUERA DE LA FAG
Doña *María salió de Santo Tomás de Castilla, en Izabal el lunes a la medianoche, no alcanzó el bus que esperaba y tuvo que abordar el de la una de la mañana, viajó durante la madrugada y llegó a las 8:30 a la capital en donde tomó un bus hacia la FAG. Según relató, esperaba a su hijo, quien por seis meses estuvo detenido por la Patrulla Fronteriza luego de su segundo intento por llegar a Estados Unidos.
“Lo agarró la Migra cuando llegó a Texas, por más que gastó mi hijo que vive allá, no logramos que los abogados pudieran hacer algo y saber ni cómo va a venir mi pobre hijo después de tantos meses de estar detenido porque dice que no los tratan bien con tal que no vuelvan a irse”, dijo doña María.
Pero esta no es la única experiencia negativa que ha vivido esta familia originaria del nororiente del país. Durante la conversación, doña María relató que es madre de cinco hijos, dos de ellos murieron a causa de la violencia en ese departamento y luego del hecho, sus otros tres hijos decidieron migran juntos.
“Yo me moría de la angustia porque ya no tenía a mis otros hijos y ellos decidieron intentar llegar a los Estados Unidos, no se imagina lo que yo sentí cuando se fueron, solo se los encomendé a Dios, para mí fueron días muy difíciles”, describió la madre, mientras esperaba que el primer avión programado para ese día aterrizara.
De acuerdo con doña María, lo peor que pudo vivir fue cuando recibió una llamada desde México en donde le comunicaban que sus hijos estaban secuestrados por un cártel del narcotráfico en Tijuana y debía pagar un rescate por ellos, (prefirió no decir cuánto tuvo que pagar), “vaya que teníamos un terrenito allá en Santo Tomás, lo tuve que vender para que esos ingratos soltaran a mis hijos”, acotó.
Para la madre de los jóvenes migrantes, la experiencia y su angustia fueron indescriptibles y les pidió que volvieran y desistieran, pero una vez libres decidieron continuar con el viaje. Al llegar a los Estados Unidos, solo su hijo mayor logró pasar sin ser detenido y tanto su hija, como el menor de los hermanos que viajó, fueron deportados.
“Yo no sé por qué él decidió volver a irse, yo le dije que lo pensara bien, pero su ilusión era volver a migrar, porque como allá vive mi otro hijo, pero otra vez no se pudo y ahora le va a tocar ver qué hace aquí porque ya dinero para otro viaje no hay”, manifestó doña María.
Claudia, es otra de las madres que esperaba junto a la puerta de la FAG, su hijo habría sido detenido luego de estar once meses en Estados Unidos de forma irregular, “los sacan por la puerta de atrás como si fueran delincuentes, ellos vienen tristes y hay que darles ánimo, no hacerlos sentir derrotados”, dijo, mientras se paseaba de un lugar a otro cubriéndose del sol que empezaba a alumbrar hacia donde se encontraban.
Cerca de las 11:00 horas, los funcionarios de Gobierno ingresaban a la FAG y el movimiento aumentaba, las familias que llegaban para esperar a sus familiares también se sumaban. Ana llegó en taxi, junto a sus padres y otros familiares; en el vehículo viajaban al menos seis personas. Viajaron desde San Marcos y les tomó unas seis horas llegar hasta la Fuerza Aérea, su hermano, después de vivir cuatro años en Estados Unidos había sido deportado desde Carolina del Norte.
“Estamos contentos de verlo, pero tristes porque él se fue con un sueño y ahora no sabemos qué va a pasar, pero aquí estamos en familia para recibirlo y apoyarlo en todo”, dijo la joven mientras se resguardaba del sol.
Mientras esperaba, doña María recibió la llamada de su hija, quien desde Izabal le informó que no vendría su hijo en ninguno de los vuelos programados ese día y que recién le habían avisado, visiblemente afectada y un poco desilusionada, la madre decidió volver a Izabal. Al no contar con familiares en la Capital, la madre decidió esperar desde su casa, la confirmación de cuándo debía volver para recibir a su hijo.
“Dice que lo cambiaron de centro y por eso no viajó hoy, tampoco sabemos si viene mañana, mejor voy a regresar porque por gusto me quedo y mire desde donde vine para nada, no informan bien”, manifestó doña María, mientras tomaba sus pertenencias y caminaba hacia la parada de bus.
“Estamos contentos de verlo, pero tristes porque él se fue con un sueño y ahora no sabemos qué va a pasar, pero aquí estamos en familia para recibirlo y apoyarlo en todo”
Ana, familiar de retornado
¿QUÉ PASA AL SALIR?
Después de la llegada del primer vuelo, la puerta se abre y los cambistas se agrupan para ofrecer cambio de dólares a los retornados que uno a uno sale de la FAG. Las familias esperan reconocer a su familiar y mientras algunos se reencuentran con sus seres queridos, otros caminan hacia los buses y taxis que los llevan hacia distintos puntos del país.
En su mayoría hombres jóvenes, los migrantes retornados se muestran temerosos y desconfiados, de hablar a cualquiera que se les acerca para ofrecerle cambio, transporte o alguna llamada.
Mientras espera, Pablo busca quien le pueda compartir internet para poder comunicarse con su familia, pues su celular no cuenta con servicio en Guatemala, después de aceptar el ofrecimiento, logra conexión y comunicación con su familia, se despidió y caminó hacia donde le esperan.
Mientras su compañero, Mario, originario de Zacapa indicó que estaba esperando un taxi, pero este ya se había demorado, la reportera del Diario La Hora Voz del Migrante se identificó, pero él prefirió no dar declaraciones ni brindar más detalles sobre su viaje, porque no se sentía “contento” de haber vuelto ni sentía deseos de hablar con nadie.
Durante 2019, de los 45 mil 960 guatemaltecos deportados vía aérea desde Estados Unidos hasta el 31 de octubre, 38 mil, 761 son hombres mayores de 18 años, mientras que 5 mil 347 son mujeres y 1 mil 842 son menores de edad, según datos del IGM.
Claudia y Ana, aún esperaban a que sus familiares salieran, aunque no descendieron del primer vuelo programado para el día. Mientras tanto, ante la falta de orientación y la insistencia de los cambistas, muchos optaban por agruparse y ayudarse entre ellos, algunos hacían bromas mientras esperaban que el segundo bus llegara para trasladarlos hacia su destino; el primero salió con al menos 25 retornados que viajarían hacia Huehuetenango, unos diez minutos antes.
El segundo vuelo aterrizó a las 12:00 horas y la situación se repetía, como pasa con cada vuelo, los familiares de los guatemaltecos que aún esperaban se acercaban a la puerta de salida, mientras los cambistas se alistaban y los taxistas volvían a estacionarse cerca para captar a algún cliente.
“Los sacan por la puerta de atrás como si fueran delincuentes, ellos vienen tristes y hay que darles ánimo, no hacerlos sentir derrotados”
Claudia, familiar de retornado
SUEÑA CON VOLVER, PERO NO ABRUPTAMENTE; LA VISIÓN DESDE EE. UU.
Claudia García, es originaria de Chiquimulilla, Santa Rosa y aunque migró de forma irregular a los Estados Unidos hace 14 años, su estatus migratorio aún no le permite volver a Guatemala para cumplir uno de sus mayores sueños que es reencontrarse con sus padres, quienes ya han solicitado visa en dos ocasiones, pero se las han negado.
“Tengo dos años de haber empezado mi caso en la corte, pero la fiscal aún no quiere dar una carta para que mi trámite avance, pero yo confío en Dios y si Él decide que no, pues también sabe por qué”, dijo la entrevistada.
La guatemalteca describió que sueña con volver a Guatemala, pero no por la vía de la deportación y tampoco considera volver para vivir nuevamente en el país, pues a decir de la entrevistada, ya tiene una vida en Estados Unidos, “extraño mucho a mi gente, mi pueblo, mi Guatemala, pero Dios dirá qué me tiene preparado y si Él quiere que vuelva, pues será como Él diga”, enfatizó García.
FUTURO INCIERTO
El año fiscal 2019, reportó la mayor cifra de los últimos 6 años, respecto a las detenciones en la zona fronteriza de Estados Unidos, incluso duplicando las cifras reportadas en 2015.
De acuerdo con los datos de la Oficina de Aduanas y Seguridad Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés), en 12 meses al menos 264 mil 168 guatemaltecos entre unidades familiares, menores no acompañados y adultos solteros, quienes fueron detenidos por las autoridades fronterizas estadounidenses, colocando a Guatemala como el país del cual más migrantes fueron aprehendidos durante el FY2019.
La crisis migratoria que atraviesa la región debido las políticas migratorias de Estados Unidos impulsadas por el presidente Trump, así como los acuerdos firmados entre los países del Triángulo Norte, sumado al endurecimiento de las leyes, han generado incertidumbre y temor entre los migrantes que se encuentran de manera irregular en Estados Unidos y que podrían ser deportados de un momento a otro, pero es aún más incierto su panorama al volver a Guatemala, en donde tal y como lo manifestaron los familiares que esperaban afuera de la FAG, “no saben qué van a hacer” una vez atraviesan la puerta que pone final al “Sueño Americano”.
EN NÚMEROS
45 mil 960 guatemaltecos
Deportados vía aérea desde Estados Unidos durante 2019
264 mil 168 guatemaltecos
Fueron aprehendidos durante el FY2019 en la frontera de EE. UU.