Por Margarita Girón
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Una de las tradiciones guatemaltecas más emblemáticas es conmemorar el 1 de noviembre a los Difuntos, lo que conlleva visitar los cementerios locales para colocar ofrendas florales a sus familiares fallecidos, convivir en familia y degustar del tradicional fiambre, ayote en dulce, jocotes en miel y molletes; sin embargo, en Estados Unidos los connacionales han tenido que adaptarse a las festividades locales, sin perder parte de su herencia cultural y culinaria.
DESDE MASSACHUSETTS
María Bailón reside junto a su familia en Boston, Massachusetts y según describió, la comunidad chapina vive las costumbres de la temporada de una forma similar a como en Guatemala, sobre todo en la tradición culinaria y aunque la fecha del 1 de noviembre no representa alguna festividad en Estados Unidos, la cantidad de mexicanos y guatemaltecos que conmemoran la fecha sí es significativa y es un día en el que tratan de recordar lo que regularmente hacían en sus comunidades.
María destacó que en el caso de las generaciones jóvenes, Halloween es una festividad que les es más atractiva y por ello deja que sus hijos participen en las actividades de su comunidad en donde se acostumbra a pedir dulces y lucir disfraces.
“Nosotros salimos con ellos a pedir dulces, en lugares que son seguros para ellos, aunque en las escuelas no celebraron el día como tal, si hacen actividades diferentes a las de todos los días”, dijo la entrevistada.
A decir de Bailón, aunque quisieran no es posible seguir con todas las tradiciones chapinas y han tenido que adaptarse a las estadounidenses, como el Día de Acción de Gracias, que no se celebra en Guatemala, pero que siempre lleva el toque chapín, sustituyendo el pavo por gallina asada.
“Nos toca adaptarnos, pero hay ciertos hogares en los que sí celebran, incluso en la Iglesia algunos años se ha colocado un altar de flores en donde cada familia lleva la foto de su ser querido y cuando celebran la misa se recuerda a las personas que han fallecido”, detalló la guatemalteca.
De acuerdo con María, algo que no faltó es la tradición de comer fiambre y aunque en casa no lo prepararon por cuestión de tiempo, una tía de su esposo lo elaboró junto a los tradicionales jocotes en miel y otros platillos que compartieron con la familia.
ASÍ SE VIVIÓ EN NUEVA YORK
Mario Chavarría, un líder migrante residente en Nueva York, dijo que como todos los años en la parroquia de la localidad se llevó a cabo una celebración eucarística en conmemoración de todos los santos difuntos, tanto en inglés como en español, así como otra misa en el cementerio de la comunidad, en donde acudieron a recordar a sus seres queridos.
Según detalló Chavarría, un plato de fiambre costaba en promedio US$30 dólares (unos Q232) con los chapines que lo preparon bajo pedido y hasta US$35 para quienes lo consumieron en algún restaurante.
“Siempre elevamos una oración por los que se fueron, eso es lo más importante en esta fecha”, agregó el connacional.
De acuerdo con el entrevistado, en Nueva York los latinos tratan de conservar mucho de su cultura y al igual que los mexicanos, los guatemaltecos lo vivieron con mucha nostalgia.
ESTO DIJO UNA CHAPINA DESDE CONNECTICUT
Claudia Santizo migró desde muy joven a Estados Unidos y sus hijos nacieron en ese país y aunque ella no deja sus tradiciones y costumbres, manifestó que tuvo que adaptarse a las costumbres estadounidenses debido a la cultura en la que crecieron sus hijos.
“Desde que vine a este país, tuve la convicción de no celebrar Halloween porque yo soy muy apegada a las costumbres guatemaltecas y siempre supe que esta festividad es 100 por ciento americana, pero cuando mis hijos crecieron y asistieron a la escuela ellos empezaron a conocer la tradición de Halloween porque en su escuela les pedían que fueran disfrazados”, detalló Santizo.
Para la guatemalteca, al crecer sus hijos dejaron de ser parte de estas tradiciones y aunque cercana la fecha, decoraba su casa con algún detalle alusivo a la fecha, con el tiempo dejó de hacerlo y ahora viven el 31 de octubre con normalidad.
Claudia describió que usualmente el 1 de noviembre, prepara fiambre o compra con los chapines que lo elaboran, pero a decir de la entrevistada, no es algo que haya inculcado a sus hijos como tradición y aunque ellos conocen las actividades que se realizan en Guatemala, no la practican pues no tienen seres queridos que hayan fallecido en EE. UU., para ir a dejar flores como se hace en Guatemala.
“Tengo amigos acá que sí hicieron fiambre y comieron ayote en dulce y se disfrazaron, se hace una mezcla de costumbres pero al final se disfruta también”, dijo Santizo.
AUNQUE SE ADAPTEN A HALLOWEEN, EN NUEVA JERSEY SIEMPRE BUSCAN FIAMBRE
Ana Duarte vive en Nueva Jersey y este año, en el restaurante Ixmukané, los chapines pudieron degustar de este platillo guatemalteco tan solicitado. Ana manifestó que en años anteriores no lo había preparado, pero ahora fue diferente, pues muchos clientes se acercaron al restaurante para preguntar si había fiambre en el menú, aunque para muchos el Día de los Difuntos se haya convertido en un día cotidiano.
“Aquí la mayoría de personas celebraron Halloween, yo creo que los guatemaltecos terminan adaptándose porque no tienen cómo adquirir lo típico como el fiambre, los jocotes ni el ayote y terminamos pasando el día como que fuese cualquier otro, pero este año preparé fiambre por primera vez.”, dijo Duarte.
Para Ana, volver a preparar este platillo después de tantos años, fue algo muy significativo porque le recordó mucho a lo que se vive en Guatemala.
“Para mí fue muy bonito volver a hacerlo, porque nunca había preparado fiambre en Estados Unidos y al ver que mis clientes me lo pedían me emocioné mucho y los clientes sintieron el sabor del fiambre guatemalteco”, describió la guatemalteca.
Ana recordó que en Guatemala, tenía la costumbre de ir al cementerio de la localidad para dejar flores en las tumbas de los familiares y a disfrutar de las comidas típicas como es la tradición en Pachalúm, Quiché, “allá era muy bonito todo, pero aquí todo es diferente”, enfatizó.
EN CALIFORNIA TAMBIÉN ESTÁN QUIENES NO CONMEMORAN LA FECHA
Feve Aguilón, desde California, comentó que con su familia prefieren no celebrar ni Halloween ni el Día de los Santos, ya que en Petén, de donde es originaria, tanto degustar fiambre y otros platillos típicos, no era parte de la tradición familiar.
“La tradición del Día de los Difuntos se pierde aquí, porque ya no se vive igual, tampoco nos hemos adaptado a Halloween, porque no consideramos que sea una tradición que sea buena según nuestra creencia y por eso no participamos”, dijo Aguilón.
Para Feve, la fecha se vivió en su casa como un día cotidiano y aunque no tiene amigos o familiares en Estados Unidos que lo conmemoraran, pudo observar cómo los migrantes mexicanos sí lo hicieron con mucho colorido y comidas típicas, tal como se acostumbra en México.
Mientras en Guatemala, el primero de noviembre es una fecha que reunió a las familias, tanto para degustar del platillo tradicional, asistir a los festivales de barriletes, como de un momento de nostalgia al visitar los diferentes cementerios del país para dejar flores en las tumbas de sus seres queridos, los chapines que han migrado, vieron la fecha con nostalgia y algunos recordaron de alguna forma la tradición a pesar de la distancia.
LA HISTORIA
Según National Geographic, el Día de Todos los Santos, es una tradición católica en la que se honra a todos los mártires y santos del cristianismo y el Día de Difuntos (2 de noviembre), en que se ora por los cristianos difuntos y por aquellos que aún se encuentran en el purgatorio.
De acuerdo con el artículo, la tradición incluye visitas a los cementerios para depositar flores en las tumbas de los seres queridos, reuniones festivas en el campo o elaboración de productos típicos. Por otro lado, el célebre Día de Muertos, que se celebra en México y otros países mesoamericanos, aunque coincide con las celebraciones católicas, tiene raíces prehispánicas, de más de 3 mil años de antigüedad.
Mientras que la fiesta conocida como All Hallows’ Eve o víspera del día de Todos los Santos, se considera una evolución del Samhain, una festividad céltica de origen druídico, que se celebraba entre el crepúsculo del 31 de octubre y el del 1 de noviembre y que señalaba el inicio del invierno y el año nuevo.