Chad Wolf, titular del DHS, entidad de la cual es señalado Ken Cuccinelli. Foto La Hora/AP

POR JILL COLVIN y COLLEEN LONG/AP
WASHINGTON

El presidente Donald Trump nombró a Chad Wolf como director interino del Departamento de Seguridad Nacional, la quinta persona en ocupar el puesto en este gobierno.

Trump dijo a la prensa el viernes afuera de la Casa Blanca mientras se dirigía a un evento en Mississippi, que había escogido a Wolf, con lo que puso fin a semanas de especulación sobre quién dirigiría el departamento después de la renuncia en octubre de Kevin McAleenan.

Wolf fue jefe de despacho de la exsecretaria de Seguridad Nacional Kirstjen Nielsen. Ha estado involucrado intermitentemente con la dependencia desde su creación tras los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001.

No es claro si Wolf será nombrado permanentemente para el puesto. En un principio no fue mencionado como sucesor, pero las reglas sobre quién puede ser nominado crearon problemas con el contendiente inicial: Ken Cuccinelli, partidario de la línea dura en materia migratoria.

Wolf trabajó con Nielsen en muchos de los temas inmigratorios más desafiantes del gobierno, pero dejó el puesto de jefe de despacho para ocupar otro dentro de Seguridad Nacional antes de que Nielsen renunciara en abril.

Hace unos meses fue nominado como subsecretario de la Oficina de Estrategia, Políticas y Planes, un puesto que necesita confirmación del Senado. Esa nominación no ha sido ratificada.

El enorme departamento con 240 mil empleados fue inicialmente considerado como una operación integral antiterrorista. Incluye a la Guardia Costera, así como gerencia de desastres y seguridad electoral. Sin embargo, en el mundo de Trump sólo significa una cosa: inmigración.

Dicho tema ha provocado que Trump se concentre en el departamento, y equilibrar una Casa Blanca ansiosa por generar cambios importantes con la realidad es un desafío abrumador y constante.

La nominación de Wolf se enfrenta a resistencia de algunos de los más intransigentes que piensan que sus políticas se alinean demasiado con las de Nielsen. Sin embargo, los funcionarios de la Casa Blanca no quieren enfrentarse demasiado a las leyes de quién puede dirigir y cuándo, aun cuando muchos de los líderes del departamento no están en puestos permanentes.

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