Roberto Arias
El pasado doce de octubre, Venezuela recibió la visita del presidente electo de Guatemala, Alejandro Giammattei Falla, del designado ministro de Relaciones Exteriores, Pedro Brolo y del secretario privado designado, Giorgio Bruni, quienes han viajado a Washington, Nueva York, Taiwán, Venezuela y quién sabe a cuáles otros países, probablemente con el dinero del pueblo de Guatemala, como generalmente se estila. Les gusta viajar juntos.
Los alegres viajeros, en Venezuela, presentaron pasaportes italianos y uno español, en lugar de presentar sus pasaportes guatemaltecos como, por elemental lógica, tenía que ser. Dijo Giammattei Falla que hicieron las investigaciones pertinentes para viajar a Venezuela y, también dijo, que se les informó que con el pasaporte guatemalteco se debía tramitar la visa venezolana, lo cual le tomaría dos meses, en cambio, si utilizaba el pasaporte europeo, no se requería ningún otro documento. No explicaron quién les dio la información, porque obviamente fue falsa o, nunca fue.
Hicieron el largo y costoso viaje porque, según dijeron, la invitación para visitar Venezuela fue hecha por representantes de Juan Guaidó, diputado disidente autodenominado presidente, aunque no puede tener una representación real, en virtud de que Nicolás Maduro es el Presidente Constitucional electo por una mayoría de venezolanos.
Sin embargo, seguramente por ideologías personales y por comenzar a doblegarse ante los gringos y el Capital transnacional, Giammattei y compañeros no tomaron en cuenta que lo legal en Venezuela, hasta el momento, es el presidente democráticamente electo y no un diputado disidente autonombrado, aunque lo hubieran reconocido todos los demás países del mundo. Lo legal es lo legal y lo correcto es lo correcto.
Sabemos que todo el barullo en Venezuela es porque dos o más facciones están peleando la hegemonía petrolera, es decir, quedarse con el mayor yacimiento petrolífero conocido sobre el planeta. Todo el asunto es dinero en esa guerra que, como todas, lleva la intención de quedarse con los recursos naturales del contrincante.
“Desconoceremos total y absolutamente cualquier relación comercial y de cualquier índole con el Gobierno o con el usurpador que está hoy ostentando un cargo que no le corresponde, el señor Nicolás Maduro”, sentenció Alejandro Giammattei en conferencia de prensa.
Simplemente podemos ver a gran distancia el derrotero que llevará Guatemala con este próximo gobierno que llama usurpador al presidente constitucional de Venezuela y reconoce al usurpador como tal. Hace falta un Estadista en la próxima primera magistratura.
Muchos guatemaltecos esperamos que Giammattei cambie su actitud por una actitud madura, por el bien del futuro inmediato de los guatemaltecos, a quienes este presidente electo quiere representar con ideologías propias y revanchismos personales que no van con un Presidente Constitucional que sea un Estadista, es decir, una persona madura con enorme conocimiento y experiencia en los asuntos del Estado.