Enán Moreno
Escritor y académico
El pasado martes el escritor Luis Eduardo Rivera recibió el Premio Nacional de Literatura Miguel Ángel Asturias, premio que otorga el Ministerio de Cultura y Deportes al escritor designado, cada año, por el Consejo Asesor para las Letras, con base en las propuestas presentadas por instituciones académicas o culturales. El discurso de exaltación de Rivera fue elaborado por el escritor y periodista Luis Aceituno y leído por el periodista cultural Jaime Moreno De León. Recibido el premio, de manos del Ministro de Cultura y Deportes, Rivera leyó un emotivo discurso ante un público compuesto por familiares, escritores, amigos y personas afines.
LUIS EDUARDO RIVERA: DATOS BIOGRÁFICOS
Luis Eduardo Rivera nació en la ciudad de Guatemala en 1949. Luego de su educación primaria y secundaria, se inscribió en el Departamento de Letras de la Facultad de Humanidades, en la Universidad de San Carlos, para estudiar Literatura. Sin embargo, esta carrera no le ofreció lo que como aspirante a escritor andaba buscando.
En todo caso, allí conoció a distinguidos profesores que, además de la docencia, se dedicaban también a la escritura, lo cual, seguramente, fue positivo para él; conoció, también, a otros jóvenes escritores en proceso formativo. Por ese tiempo, en la Universidad de San Carlos, se publicaba la revista Alero, dirigida entonces por Roberto Díaz Castillo y Leonel Méndez Dávila, quienes dieron cabida a los primeros trabajos de Rivera.
Pero la experiencia de los estudios literarios, de conocer a gente de letras y aun de publicar en una revista de prestigio no fue suficiente para Luis Eduardo y, en algún momento, por circunstancias del medio y necesidades personales, decidió irse a México, donde continuó sus estudios en el campo de la literatura.
Allí se relacionó con Luis Cardoza y Aragón, Augusto Monterroso, Carlos Illescas, Otto-Raúl Gonzáles, escritores guatemaltecos exiliados. Durante algunos años Rivera permaneció en ese país, desempeñando diversos trabajos en el campo de la cultura. Pero México tampoco fue suficiente para sus aspiraciones de escritor, y de allí se marchó hacia Europa, radicándose, desde 1979, en París, ciudad que en el pasado había hecho suya, hasta su muerte, nuestro ilustre Enrique Gómez Carrillo.
PRESENCIA DE LA PATRIA EN LA OBRA DE RIVERA
Su estancia fuera de Guatemala dura ya cincuenta años, lo cual no ha favorecido la divulgación de su obra y, seguramente, los reconocimientos que merece. Al respecto, el escritor Raúl de la Horra, amigo suyo, ha escrito: “La obra de Luis Eduardo Rivera es relativamente poco conocida en Guatemala, lo que es el precio a pagar cuando se vive durante mucho tiempo en el extranjero, ya que uno se desvincula de los circuitos locales de edición y distribución de libros, así como de las redes sociales y de propaganda”. (Follarismos, elPeriódico: 18.10.19, p.23). Pero no se crea que Luis Eduardo se ha olvidado de Guatemala, porque él es de los escritores que, aunque lejos de la patria, la siguen viviendo, porque la llevan dentro y, por eso, siempre emerge en su obra. Él mismo ha dicho: “Incluso desde afuera, Guatemala ocupa un espacio muy importante en mi literatura. Uno de mis recientes libros publicados contiene textos dedicados a la literatura guatemalteca. El núcleo de mi obra está en Guatemala y lo guatemalteco.” (Prensa Libre, 13.10.19, p. 44). Hay que decir que Rivera, siempre que puede, regresa a la patria en breves visitas, para estar con la familia, los amigos y tomarle el pulso al país; aprovecha, también, para presentar alguno de sus libros o participar en actividades de tipo cultural.
Su estancia fuera de Guatemala dura ya cincuenta años, lo cual no ha favorecido la divulgación de su obra y, seguramente, los reconocimientos que merece. Al respecto, el escritor Raúl de la Horra, amigo suyo, ha escrito: “La obra de Luis Eduardo Rivera es relativamente poco conocida en Guatemala, lo que es el precio a pagar cuando se vive durante mucho tiempo en el extranjero, ya que uno se desvincula de los circuitos locales de edición y distribución de libros, así como de las redes sociales y de propaganda”. (Follarismos, elPeriódico: 18.10.19, p.23).
Pero no se crea que Luis Eduardo se ha olvidado de Guatemala, porque él es de los escritores que, aunque lejos de la patria, la siguen viviendo, porque la llevan dentro y, por eso, siempre emerge en su obra. Él mismo ha dicho: “Incluso desde afuera, Guatemala ocupa un espacio muy importante en mi literatura. Uno de mis recientes libros publicados contiene textos dedicados a la literatura guatemalteca. El núcleo de mi obra está en Guatemala y lo guatemalteco”. (Prensa Libre, 13.10.19, p. 44). Hay que decir que Rivera, siempre que puede, regresa a la patria en breves visitas, para estar con la familia, los amigos y tomarle el pulso al país; aprovecha, también, para presentar alguno de sus libros o participar en actividades de tipo cultural.
EN TORNO AL PREMIO RECIBIDO
El premio ahora otorgado a Luis Eduardo, según opinión de algunos escritores, llega tarde; vale decir que durante tres años consecutivos el Instituto de Literatura Guatemalteca lo propuso, convencido de que era, entre los candidatos actuales, el más idóneo para recibirlo. Finalmente, el premio le fue concedido, y creo que llega en buen momento y se debe celebrar.
Dante Liano, quien también vive en el extranjero y ha recibido el Premio Nacional de Literatura, dijo en un reciente artículo (elPeriódico, Suplemento El Acordeón, 20.10.19, p.5): “Lo cierto es que hoy podemos celebrar un Premio Nacional justamente otorgado, a un poeta que no ha transigido en su obsesión de ser poeta y nada más.” Y agrega al final: “Que Luis Eduardo Rivera se merece el Premio Nacional de Literatura lo sabemos todos. Que es una gran injusticia haber tardado tanto en dárselo, también lo sabemos. Que vamos a celebrar como se debe ese tardío reconocimiento, no lo dude nadie”.
BIBLIOGRAFÍA DEL ESCRITOR
Servicios ejemplares (1978)
Salida de emergencia (1984)
Velador de noche, soñador de día (1990)
Las voces y los días (1991)
Oficio de lector (1994)
Voces comunicantes (1999)
Movimientos (1999)
El lector ideal (2004)
Fechas inciertas (2007)
Poesía prepóstuma (2008)
Tatologías (2009)
Tierra adentro (2018)
Entretiempos (2019)
Pasado en blanco (2019).
LUIS EDUARDO RIVERA: NOTAS SOBRE TRES LIBROS SUYOS
OFICIO DE LECTOR
De Luis Eduardo Rivera –escritor guatemalteco nacido en 1949 y desde 1979 residente en Francia– no había leído su libro Oficio de lector, del cual solo tenía noticias, pero un estimado colega me lo dio en préstamo y, pasados los meses –seguramente queriendo agradarme, dado que lo acompañé en el proceso de la elaboración de su tesis de una segunda carrera– fingió olvidar que yo lo tenía.
El libro, pues, se quedó conmigo, y siempre que lo encuentro en los estantes de la pequeña biblioteca familiar, releo algo de su contenido: notas, comentarios, reflexiones acerca de libros leídos por Rivera. En él, el autor recoge, registra su experiencia de lector y la comparte con nosotros. Oficio de lector es un diario o un volumen de ensayos breves que agrada y enriquece a quien lo lee.
FECHAS INCIERTAS
Fechas inciertas, editada por la Junta Regional de Extremadura en 2007, contiene 18 textos narrativos –en tanto narran– que abarcan recuerdos, anécdotas, notas y aproximaciones al ensayo. Por su registro literario destaca el texto inicial, en el que se percibe la figura de César Brañas; sin embargo, de mayor agrado fue leer Literatura y ancestros, no solo por su carácter autobiográfico sino porque el relato se lee como un cuento.
Llamó también mi atención, por su contenido histórico-literario, La conjura de los sabios, subtitulada por Rivera como Fantasía cómica en dos actos. Aquí el autor nos cuenta los pormenores de la “conjura” contra (los indicios están en el texto) Marco Antonio (El Bolo) Flores y su novela Los Compañeros, para no darle un premio que había obtenido en un concurso. La historia sucedió realmente, y fue pública; recuerdo que el mismo Flores lo contó en algún momento.
POESÍA PREPÓSTUMA
Poesía prepóstuma es un libro que reúne toda la poesía publicada de Luis Eduardo Rivera: Servicios ejemplares (1978), Salida de emergencia (1985), Las voces y los días (1991), Primeros poemas (1970-1973) y Últimos poemas (1992-2007). El título del libro muestra el sentido humorístico del autor.
En sus primeros poemas Luis Eduardo evidencia ya su vocación y aptitud de poeta, los últimos poemas, en cambio, evidencian la disminución del ejercicio poético, lo cual, según mi criterio, se explica por la dedicación a otros géneros literarios: la narrativa y el ensayo. Muestra, también, una disminución de lirismo, en beneficio de un afán de juego y experimentación.
La temática tratada abarca el amor, enfatizando en la relación sexual y la exaltación del cuerpo femenino como fuente de placer, pero también está presente la soledad humana y las angustias vitales. A esto se suma la conciencia y la preocupación de ser poeta y del ejercicio de la poesía: el poeta buscando expresarse mediante la palabra y el poema, la dificultad o imposibilidad para lograrlo, la falta de tiempo para escribir, debido a la necesidad de trabajar “como todos”.
Llama la atención la ausencia de crítica social o denuncia, sin embargo, esta es poesía comprometida: compromiso del poeta como hacedor de poemas, compromiso con la poesía.
El libro entero me pareció bueno, pero aprecié más algunos poemas, por la emoción, por el efecto que produjeron en mí al leerlos. Puedo nombrar algunos títulos: Culpable a perpetuidad, Palabras al borde del camino (al margen de este escribí: poesía escrita despacio y desde el fondo), Final de cuentas, Me disculpo, Un árbol muerto junto al río, apuntes para una crónica de otoño, Padre, Anatomía de un instante, etc.
Luego de su lectura, puedo afirmar que Poesía prepóstuma es un documento para la poesía guatemalteca, y que Luis Eduardo Rivera es uno de nuestros mejores poetas.
Presentación
Esta semana no es como todas las demás. Celebramos la entrega del Premio Nacional de Literatura “Miguel Ángel Asturias” 2019, entregado a Luis Eduardo Rivera. Un escritor que no pasa desapercibido por los críticos literarios que reconocen su trayectoria, el contenido de sus textos y la sensibilidad que despliega en ellos. Premio muy merecido que festejamos desde las páginas de nuestro Suplemento Cultural.
Para ello, ofrecemos a usted el trabajo realizado por el académico, Enán Moreno, que, al tiempo que explora su biografía, examina su creación literaria para dar una panorámica de su producción artística. Lo que contribuye, antes de leer su obra, a ubicar sus intereses, carácter y tratamiento de los textos.
Un dato que nos parece importante subrayar es el trabajo ensayístico del laureado y su esfuerzo de traducción de algunos autores franceses quizá al margen del canon. De lo primero, se encuentran libros como “Oficio de lector”, “Voces comunicantes”, “Entretiempos” y “Tierra adentro”. En cuanto a su labor de traductor, sobresalen sus estudios sobre Joseph Joubert, Georges Perros, Antoine de Rivarol, Remy de Gourmont, Jules Vallès y los hermanos Goncourt.
La obra de Rivera, aunque ha vivido la mayor parte de su vida fuera del país, está impregnada del amor por Guatemala. Lo establece Moren en la siguiente cita:
«Pero no se crea que Luis Eduardo se ha olvidado de Guatemala, porque él es de los escritores que, aunque lejos de la patria, la siguen viviendo, porque la llevan dentro y, por eso, siempre emerge en su obra. Él mismo ha dicho: “Incluso desde afuera, Guatemala ocupa un espacio muy importante en mi literatura. Uno de mis recientes libros publicados contiene textos dedicados a la literatura guatemalteca. El núcleo de mi obra está en Guatemala y lo guatemalteco”. (Prensa Libre, 13.10.19, p. 44). Hay que decir que Rivera, siempre que puede, regresa a la patria en breves visitas, para estar con la familia, los amigos y tomarle el pulso al país; aprovecha, también, para presentar alguno de sus libros o participar en actividades de tipo cultural».
Deseamos que tenga una buena lectura de nuestro Suplemento y un descanso reparador en su hogar. Síganos escribiendo para conocer sus intereses que nos ayude a ofrecerle los contenidos de su predilección. En contacto. Hasta la próxima.