(O la llegada de Johnnie The Killer)
Adolfo Mazariegos
Escritor y Columnista de La Hora
Cuento breve basado en la novela Kafka en la orilla
de Haruki Murakami.
Cuando leí esa novela acerca del hombre que podía hablar con los gatos, no pude menos que reírme. Incrédulo como soy, lo consideré un hecho a todas luces absurdo, ridículo, inclusive chistoso; aun sabiendo que el asunto, en realidad, no era más que un texto de ficción.
Hoy, sin embargo, después de una larga noche de insomnio y mientras me servía un poco de cereal con leche en la cocina, el minino de la vecina, inesperadamente, entró por la ventana abierta de par en par desde la noche anterior. Se acercó sigiloso y me observó, con unos ojos amarillos, brillantes, que parecían destilar una suerte de compasión mezclada con burla —qué sé yo—. Suena absurdo, lo sé, pero aquél fue un momento en el que incluso creí entender lo que el animal pensaba, si acaso eso es posible.
Se restregó un par de veces en mis piernas, se lamió y relamió los bigotes con una lengua larguísima y rosada, luego se restregó la cara, y, sin previo aviso, subió de un salto a la mesa.
Me quedé paralizado ante la sorpresa. El gato me veía de frente, como desafiándome, con una seguridad inusitada que nunca había visto en una mascota. No parecía una mascota, a decir verdad, aunque lo era… ¿lo era?
Seguí sus movimientos y su seguridad que, no sé, pero me parecieron meditados previamente.
«Debes prepararte ―dijo de pronto, ante mi sorpresa y estupefacción. Me quedé paralizado―, Johnnie The Killer te está buscando». Aseguró. Y me pareció que sonreía, relamiéndose nuevamente los bigotes y una pata, mientras me observaba con esa mirada felina que se me clavaba como alfileres en la piel.
Yo estaba petrificado.
Justo en ese momento, clavado en la silla, escuché unos pasos acercándose por el pasillo hasta mi puerta. Alguien se detuvo de golpe. Y supe inmediatamente de quién se trataba. Fui incapaz de reaccionar o de siquiera pensar. El momento había llegado, Johnnie The Killer, finalmente me había encontrado…