Por CHRISTIAN GUTIÉRREZ
cgutiérrez@lahora.com.gt
A unos cinco kilómetros de la carretera principal hacia Chichicastenango, Quiché, está ubicado el cantón Semeja III, lugar en donde mujeres organizadas han buscado de distintas maneras el desarrollo para su comunidad.
Más de treinta mujeres organizadas de esa comunidad se reúnen cada semana en una pequeña galera, la cual se ha convertido el lugar en donde nacen nuevas ideas o nuevos proyectos para beneficio de sus familias.
Algunas de ellas llegan a estas reuniones por convicción, otras en cambio, salen a escondidas de sus casas para no tener problemas con el esposo, algunas son madres solteras y no tienen inconvenientes con asistir.
Doña Margarita Alemán, es la líder del grupo, una asociación de mujeres que fue creada y coordinada por ella, es la única agrupación que existe en el cantón.
Ser la Presidenta de la asociación de mujeres no es nada fácil, doña Margarita ha trabajado por más de 30 años en el lugar y ha sido víctima de ataques directos e indirectos, su familia ha sido blanco del machismo disfrazado de delincuencia que se vive en el poblado.
“Me involucré en varias actividades y me dijeron que podía hacer una organización, y lo fui haciendo, con el apoyo de otras mujeres hemos ido trabajando en esta comunidad que, a pesar de estar retirada, hemos logrado que se fijen en nosotros”, cuenta doña Margarita.
Esta organización nació con la necesidad de buscar soluciones a las precariedades que enfrentan, a pesar de ser una comunidad que cuenta con servicios básicos, la alimentación no es la adecuada para muchos de sus niñas o niños, que padecen algún tipo de desnutrición.
Doña Margarita cuenta que hay madres que la buscan para pedirle ayuda porque ven a sus hijos enfermos, que no se alimentan bien o que incluso no tienen para medicamentos.
“Muchas tienen sus esposos y las regañan, ustedes solo con doña Margarita van y ahí no encuentran nada, ah, pero con los políticos las llevan cargando y ahí si no hay nada, aquí sí hay algo”, cuenta entre risas.
“Muchas tienen sus esposos y las regañan, ustedes solo con doña Margarita van y ahí no encuentran nada, ah, pero con los políticos las llevan cargando y ahí si no hay nada, aquí sí hay algo”.
Doña Margarita Alemán, líder de la asociación de mujeres.
DESNUTRICIÓN CRÓNICA EN LA COMUNIDAD
En una reciente visita realizada al cantón Semeja III, estudiantes de la Escuela de Nutrición de la Universidad Panamericana, realizaron un análisis a 22 niños y niñas menores de 5 años, en quienes se determinó que la mitad de ellos tienen un retardo de crecimiento, es decir padecen desnutrición crónica.
Además, tras una evaluación sobre el puntaje de consumo de alimentos, 70 por ciento de los hogares tienen un consumo de alimentos limítrofe, lo cual significa una alimentación deficiente, muy por debajo de lo recomendado en variedad y calidad.
Un reciente informe presentado por la UNICEF sobre la desnutrición se indicaba que en Guatemala el 49.8 por ciento de los niños sufre desnutrición crónica, esto es, 1 de cada 2. El país ocupa el primer lugar en América Latina y el sexto en el mundo en cuanto a desnutrición infantil.
Asimismo, en el informe se detallaba que la desnutrición crónica es prevenible y tratable, y que las causas de este tipo de desnutrición se deben principalmente a la falta de alimentos y los hábitos alimenticios.
Jorge Pernillo, director de la Escuela de Nutrición de la Universidad Panamericana, explicó que en dicha comunidad las niñas y niños no cuentan con una alimentación balanceada, ya que hay ausencia de macro o micronutrientes que son necesarios para el sano crecimiento de los infantes.
Según Pernillo, de continuar estas condiciones en la comunidad, con los casos de desnutrición crónica y también episodios de desnutrición aguda en las niñas y niños menores de cinco años, podría aumentar el número de casos y dificultaría su tratamiento.
“No es que las personas no cuiden a sus niños, sino que no cuentan con las condiciones para cuidarlos, no tienen el acceso a los alimentos, las viviendas también los ponen en vulnerabilidad y bajo todas esas condiciones lo urgente es que el Estado invierta en esas comunidades”, añadió.
Doña Margarita da cuenta, que gracias a la organización que lidera, se ha conseguido la instalación de huertos familiares, lo cual ha contribuido a mejorar un poco con la alimentación de los menores, también han recibido charlas sobre prácticas alimenticias.
Las hortalizas que cultivan como el rábano, repollo o acelga forman parte de su alimentación, pero cree que muchas de las madres aún no saben cómo cocinar estas comidas.
Mario Sologaistoa, técnico agrícola y promotor de desarrollo comunitario del Comité Campesino del Altiplano (CCDA), explicó que han desarrollado un proyecto desde el año pasado para mejorar las capacidades productivas, políticas y administrativas de las mujeres mayas de Semeja III, con el objetivo de empoderar a este grupo de mujeres para que puedan continuar con la labor que realizan en la comunidad.
“En el proyecto ha habido formaciones de tipo organizacional, agrícola, agroecológica, se entregaron algunas semillas de hortalizas, rábano, repollo, acelga, remolacha, lechuga y cebolla para diversificar un poco la producción”, explicó, agregando que con esto buscan que las madres puedan conseguir mejores alimentos para sus niños.
“No es que las personas no cuiden a sus niños, sino que no cuentan con las condiciones para cuidarlos, no tienen el acceso a los alimentos, las viviendas también los ponen en vulnerabilidad y bajo todas esas condiciones lo urgente es que el Estado invierta en esas comunidades”.
Jorge Pernillo, director de la Escuela de Nutrición de la Universidad Panamericana.
OTROS PROGRAMAS ENFOCADOS EN LA COMUNIDAD
Federico Afre, responsable de proyectos de financiación externa del programa EDUCO, una organización que busca ayudar a comunidades en el área rural de Guatemala explicó que desde 2009 implementaron proyectos en Quiché, los cuales están siendo enfocados en programas de seguridad alimentaria.
Afre agregó que en Semeja III, tiene casi dos años de haber iniciado su apoyo a las personas de la localidad, pero con anterioridad ya había existido otra propuesta que también se implementó en beneficio de esta comunidad.
Al igual que Sologaistoa, Afre indicó que el objetivo de acercarse a esta comunidad es empoderar a las mujeres campesinas, para que puedan tener acceso a la alimentación, productividad y participación política, sin esperar la ayuda del hombre y así exigir que la niñez de su comunidad tenga acceso a necesidades básicas de las cuales tienen derecho.
Doña Margarita espera que más mujeres se vayan uniendo a la organización con el objetivo de hacerse escuchar más y conseguir atraer más ayuda para combatir el problema de la desnutrición en sus niños, así como otras problemáticas a las que se enfrentan día a día.
No le teme luchar contra su principal enemigo que es el machismo, pues considera que son más las mujeres que confían en ella que los que no quieren que continúe con su labor comunitaria.
“En el proyecto ha habido formaciones de tipo organizacional, agrícola, agroecológica, se entregaron algunas semillas de hortalizas, rábano, repollo, acelga, remolacha, lechuga y cebolla para diversificar un poco la producción”.