Sandra Xinico Batz
sxinicobatz@gmail.com
El Instituto Nacional de Estadística -INE- presentó los resultados del Censo 2018, indicando que la población censada fue: 14,901,286. A partir de esto se generaron muchas dudas ya que este dato no coincide con los que maneja el Registro Nacional de las Personas -Renap- que registra una población de 20,247,815. Son cinco millones de personas la diferencia entre ambos datos. ¿En dónde están estos cinco millones de personas?
Estos datos nos hacen reflexionar porque no se trata de un error de alguna de las entidades que tienen a su cargo este tipo de registros, sino que refleja lo que ha estado ocurriendo en Guatemala en estas últimas décadas, en las que la migración se ha masificado y miles de personas se van de este país por distintas razones, pero principalmente por la desigualdad y el empobrecimiento que en lugar de disminuir se acrecienta y agrava cada día más.
Muchas de las personas que han migrado a distintas partes del mundo tienen DPI, pero eso no significa que vivan o que volverán a vivir en Guatemala. Cientos de migrantes que han muerto en el trayecto de Guatemala a Estados Unidos no tienen un acta de defunción, ya que muchos siguen desaparecidos porque cayeron en manos de narcotraficantes o en la trata de personas, muchos han muerto en el desierto o en los ríos. ¿Cuántas muertes de estas han sido registradas?
Hablamos de la posibilidad de que estas cifras signifiquen el hecho de que en estos últimos 16 años cinco millones de personas ya no vivan en Guatemala y que hayan migrado por las condiciones que tiene este país, que prácticamente expulsa a las guatemaltecas y los guatemaltecos. Y la mayoría de estas personas que han migrado son mayas, quienes hemos sido forzados a migrar para resguardar nuestras vidas o para encontrar las oportunidades que acá se nos niegan por nuestro origen cultural, porque el racismo es uno de los principales problemas en Guatemala, aunque esto no se quiera reconocer y exista una gran resistencia a tan siquiera hablar de ello.
En esta última década también incrementó la migración “legal” de agricultoras y agricultores que viven por temporadas en Canadá, a donde llegan a trabajar la tierra, dedicándose a producir y empacar alimentos. Esto se ha vuelto muy común en los pueblos, ya que son mayas los que regularmente contratan para estas actividades y hay familias en las que más de dos de sus miembros han migrado para ir a trabajar allá. También han existido muertes en estos lugares durante las jornadas de trabajo, de las que nada se habla porque se debieron a negligencias en las condiciones laborales en las que trabajan las personas precisamente por ser migrantes.
En Guatemala vivimos en una democracia en la cual impera la injustica, el racismo, la desigualdad, el desprecio a los pueblos originarios y esto hace que cada año miles de personas huyan a cualquier otro lugar que no sea este en donde le están matando. En número parece que son cinco millones.