Por MARK KENNEDY
NUEVA YORK
Agencia (AP)
La última vez, el documentalista Morgan Spurlock se pasó un mes ingiriendo sólo comida rápida. Esta vez, es él quien reparte las fritangas.
Spurlock pasó de ser un ávido consumidor de Big Macs en «Super Size Me» (“Superengórdame”) a servir sus propios sándwiches de pollo en «Super Size Me 2: Holy Chicken!», una mirada seria a una industria que procesa anualmente 9 mil millones de animales en Estados Unidos.
Los espectadores pueden ver al cineasta viajar a Alabama para aprender sobre la cría de pollos y seguir todo el proceso hasta que él mismo abra su propio restaurante de pollo en Ohio, la capital de las pruebas de mercado de la nación.
Han pasado 15 años desde que comió sólo en McDonald’s por un mes para ilustrar los peligros de una dieta de comida chatarra. Desde entonces, ha visto una explosión de restaurantes que resaltan el uso de productos frescos, métodos artesanales, bondades de la granja a la mesa e ingredientes obtenidos de manera ética. Pero a nivel nutricional, las cosas no han cambiado mucho.
La película se estrenó en el Festival de Cine de Sundance en 2017 pero se mantuvo engavetada durante el momento cumbre del movimiento #MeToo, cuando Spurlock se pronunció y reveló detalles de su propio historial de conducta sexual inapropiada.
Confesó que lo habían acusado de violación cuando estaba en la universidad y que resolvió un caso de acoso con una asistente. También admitió que le fue infiel a numerosas parejas. «Yo soy parte del problema», escribió entonces.
Dos años después, dice que está «en proceso de seguir sanando y mejorando y hacer las paces con la gente con la que debo».
Irónicamente, la película de Spurlock sobre los pollos de la comida rápida reaparece en medio de una rivalidad entre los sándwiches de pollo frito, con la nación obsesionada por una versión de Popeyes. Pero los espectadores de «Super Size Me 2: Holy Chicken!» quizás se salten ese ítem del menú una vez que aprendan sobre la crueldad y deshonestidad que conlleva.
Spurlock se enfoca en dos partes del mundo de la comida rápida: los criadores de pollos atrapados en un sistema financiero peculiar, y el intento de las cadenas de comida rápida de hacer creer a los consumidores que están comiendo más sano.
Considera que términos como «completamente natural», »libres de jaulas» y «sin hormonas» virtualmente carecen de sentido. Descubre que con ofrecerles apenas unas cuantas pulgadas (centímetros) de espacio amurallado al aire libre, los pollos son oficialmente “libres de jaulas».
También muestra que el 99% de los pollos que comemos son producidos por cinco compañías. Al hablar con granjeros, destapa un sistema de recompensas que los hace «trabajadores no remunerados» de Big Chicken. Los propios pollos de Spurlock son criados para crecer tan rápido que a menudo sufren ataques cardiacos o no pueden mantenerse de pie.
Pero el restaurante de Spurlock se convierte en un audaz contrapunto de la industria al ofrecer fotos reales de sus pollos pálidos y tristes para desmentir la publicidad positiva en los carteles y explicar en las paredes el maltrato a los granjeros.
En el envoltorio de sus sándwiches dice «Mejor para ti suena maravilloso, pero no significa nada». Su personal mal remunerado usa camisetas en las que dice «Tiempo parcial todo el tiempo». Spurlock admite que pinta marcas de parrillera en el pollo frito para hacerlo lucir más saludable y que pinta las paredes de verde para dar la impresión de que su comida es natural.
El filme incluye toques clásicos de Spurlock, como gráficos animados y música entretenida, con un estilo provocativo tipo Michael Moore y su propio sentido del humor y patetismo.
Su restaurante pop-up en Ohio ha cerrado desde entonces, pero Spurlock lo trajo a Nueva York en coincidencia con el estreno del filme. Dijo que una compañía de franquicias le ofreció abrir locales de su restaurante alrededor del país, pero que no han llegado a ningún acuerdo.