Luis Fernandez Molina

luisfer@ufm.edu

Estudios Arquitectura, Universidad de San Carlos. 1971 a 1973. Egresado Universidad Francisco Marroquín, como Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales (1979). Estudios de Maestría de Derecho Constitucional, Universidad Francisco Marroquín. Bufete Profesional Particular 1980 a la fecha. Magistrado Corte Suprema de Justicia 2004 a 2009, presidente de la Cámara de Amparos. Autor de Manual del Pequeño Contribuyente (1994), y Guía Legal del Empresario (2012) y, entre otros. Columnista del Diario La Hora, de 2001 a la fecha.

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Luis Fernández Molina

La bandera de “las barras y las estrellas” proclama dos símbolos. En la esquina superior izquierda aparecen 50 estrellas blancas sobre fondo azul, una por cada Estado que al día de hoy son parte de la federación. Por aparte, las líneas horizontales blancas y rojas, “las barras”, son solamente 13, que corresponden a los estados originales. En otras palabras, la idea germinal de esa gran nación se incubó en esas trece colonias del este, desde Massachusetts hasta Georgia. A ese núcleo se le fueron incorporando territorios que compartieron esa idea de libertad frente a un gobierno central y opresivo.

La nueva república prosperó muy pronto. Apenas en 1803 (a 20 años de ser reconocida su independencia) ya habían acumulado suficiente dinero para ofrecer a Francia la compra de los inmensos territorios del rey Sol, Luis XIV, la Luisiana. Poco a poco las fronteras se fueron expandiendo, por ser un pueblo, al decir de Whitmann: “hambriento de espacio sediento de cielo.” Posteriormente se fueron incorporando voluntariamente los actuales estados; aceptaron la democracia como religión del estado y adhiriéndose a la Constitución de corte federal, de 1776. La anexión de algunos se formalizó después de antecedentes interesantes, tales los casos de la República de Texas o la República de California. Después vinieron otras anexiones y “compras” como Alaska.

Fue tan exitoso el proyecto estadounidense que muchos países se han querido incorporar, entre ellos estados centroamericanos cuando se desintegró nuestra federación (El Salvador y República Dominicana). Hubo igualmente intentos de anexar algunos estados mexicanos (Sonora, Baja California). Hawaii se convirtió en estado y otras islas del Pacífico se incorporaron bajo diferentes formatos. Con todo, la gran frustración ha sido Cuba, que casi anexan tras la guerra con España; y lo que no obtuvieron con las armas y la política lo logrando con las enormes inversiones que absorbieron la economía cubana hasta la llegada de Castro.

El presidente Trump planteó la compra de la gigantesca isla de Groenlandia. Toda oferta se hace a “su dueño”. En este caso la dirigió al gobierno de Dinamarca (con quienes ya habían hecho business de las Islas Vírgenes Danesas en 1916). La isla tiene un área unas 25 veces mayor que Guatemala, pero una población menor de sesenta mil habitantes. Es una región autónoma, con bandera propia, comprendida en la Corona Danesa. Era parte de la Comunidad Europea, pero la dejaron en 1985, a diferencia de Dinamarca que sigue perteneciendo. El idioma que hablan es groenlandés, más relacionado con los esquimos de Canadá. Los escandinavos la conquistaron y la bautizaron como Groenlandia, que es “tierra verde” (parecido a Green Land). Nombre que le pusieron para motivar la migración a esas “promisorias” praderas. En realidad el 75% del suelo está cubierto por hielo pero contiene muchas riquezas que ahora, con los avances tecnológicos, son más aprovechables.

Más allá de las reales intenciones de la propuesta, la oferta de Donald ha generado muchas reflexiones. Sacude muchos elementos del derecho internacional y de política. ¿Qué se entiende por pertenencia a un determinado país? ¿Cuáles son los alcances de la autonomía? ¿Cuáles son los límites de la libre determinación de los pueblos? En todo caso deja la espinita en los sesenta mil habitantes ¿Por qué no hacernos gringos? Habrá muchos groenlandeses que se verán reflejados en los pobladores de Alaska. Interesante.

No es nuevo pues que Estados Unidos salga con la canasta de compras. Hay muchos formatos en el mercado: Protectorados, territorios en Fideicomiso, territorios de ultramar, estados libres asociados, mandatos, hasta terceros países seguros, etc. Quienes tiene pisto pueden escoger en el catálogo.

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