Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82
La gallina con loroco que el presidente Jimmy Morales se comió en una finca de alguien que luego se entregó o lo capturaron por narcotráfico, ha hecho que los nuestros terminen siendo los peores negociadores del mundo porque resulta que parte de los frutos del Acuerdo de Tercer País Seguro (así lo seguiremos llamando hasta que el presidente Donald Trump le haga caso a sus allegados porque fue él quien así lo bautizó) han sido deportaciones exprés, masivas y un nuevo no para un TPS que proteja a los migrantes guatemaltecos.
La excusa del asesor de la Casa Blanca, Mauricio Claver-Carone, es que esos mecanismos temporales están terminando pero no hay nada que impida, que si un país se pone de alfombra para ayudar en un tema que es toral en la campaña de reelección de Trump, se le pueda otorgar la protección a su gente de manera temporal en lo que se ponen de acuerdo en el Congreso de Estados Unidos para una reforma integral.
Y con relación a las deportaciones exprés y masivas, Trump las necesita para encender su base electoral, atacar a los demócratas y por eso es que mandan a personeros de ICE a Guatemala a cacarear las redadas y el nuevo mecanismo de deportación se da luego de la firma del afamado acuerdo que es de País Seguro, pero que con los anexos (que nadie conoce) lo quieren limitar a un acuerdo de cooperación.
Ayer dijo el presidente electo de Guatemala, Alejandro Giammattei, que ellos han pedido y Estados Unidos ha accedido para que un equipo de él sea parte de las negociaciones y si eso se concreta les tocaría a ellos salvar los muebles de lo que, a luz de lo que tenemos hoy, sería la peor negociación de la historia porque nadie actúa bien cuando es el cargo de conciencia el que domina los hechos.
Tuve la oportunidad de entrevistar al señor Claver-Carone el lunes y él menciona que hasta la Corte de Constitucionalidad (CC) resolvió en base a especulaciones, pero todo esto se ha dado por la falta de información y transparencia con la que el Gobierno de Morales ha encarado el asunto. Si algunos han creado este relajo son Morales y sus ministros que negocian a escondidas y espaldas del pueblo de Guatemala.
Claver-Carone reconoce el concepto de soberanía, pero da a entender que es mayor la soberanía de su país porque así justifica las amenazas que lanzó Trump en relación que si Guatemala no firma, pondrá impuestos a las remesas y aranceles a las exportaciones.
Mencionan a ACNUR (ente de Naciones Unidas, organización ubicada en Nueva York de la que no se expresan bien ni aquí ni allá) pero ellos han pedido más información porque están en gallo y ayer dijo Giammattei que no hay un acuerdo de implementación del acuerdo, lo que da a entender que todo sigue igual, es decir, sin información y elementos para trabajar.
Ayer salió el CACIF de nuevo para presionar a la CC pero no dicen ni pío del secretismo del Gobierno de Guatemala y se entiende que no lo hagan porque son aliados del Gobierno de Morales a quien le agradecen que haya liderado el ataque a los investigadores.
Lo que sí reconoció Claver-Carone es que en Guatemala hay una corrupción sistémica y es ahí donde debemos entender, hasta los que hoy apoyan a Morales en sus cargos de conciencia, que si no combatimos ese flagelo de manera integral los efectos serán devastadores para la sociedad y tendrán un enorme impacto económico.
Si de verdad queremos enderezar nuestra economía debemos entender que necesitamos ajustes al sistema para atraer inversiones serias que, jugando bajo un set de reglas y un Estado de Derecho libre de cooptación, ofrezcan un futuro mejor y que nos permitan ir cerrando las enormes brechas.