Jorge Morales Toj
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Parece que Guatemala sigue con una resaca electoral acumulada desde enero de este año. Aún siguen algunas personas y, sobre todo, los netcenter siguen escupiendo falacias por las redes sociales unos a favor y otros en contra de excandidatos y de partidos políticos.
Los resultados son contundentes, el señor Giammattei obtuvo un 58% en su favor y la señora Sandra Torres 42%. Me atrevo a afirmar que ganó el antivoto de Sandra. A Sandra la traicionaron sus propios aliados. Fue evidente que el voto duro de Sandra no se movilizó y no le alcanzó.
Cabe destacar que para la población de la Guatemala profunda, lo que le importa es la elección de su alcalde y su corporación municipal, porque para ellos el Estado está ausente y su referente inmediato sigue siendo su alcalde. Por lo tanto, la motivación mayor para el votante en el área rural, será siempre la Primera Vuelta. A ello hay que agregarle la difícil situación económica, que no permite a miles de ciudadanos tener los medios para poder movilizarse y ejercer su derecho a elegir en total libertad.
Esta Segunda Vuelta ha sido una de las menos concurridas de la era democrática de nuestro país, solo participó un 42.7%. El abstencionismo lo que hizo fue legitimar a los que, sí salieron a votar, porque finalmente, con todos los cuestionamientos al proceso electoral, Guatemala decidió y eligió a un presidente.
Hay un dicho popular que dice que: “el que calla otorga”, este dicho, se ajusta a abstencionismo demostrado en las urnas en la Segunda Vuelta. Si los ciudadanos empadronados no quisieron o no pudieron ejercer su derecho y obligación de elegir, lamentablemente, permitieron que una minoría tomara la decisión y finalmente eligiera al señor Giammattei. Nos guste o no, en un sistema democrático, se debe respetar la decisión de la mayoría que sí salió a votar, incluso, los que votaron en favor de la señora Sandra Torres deben acatar la voluntad de la mayoría.
El binomio presidencial electo de entrada tiene un escenario complejo y grandes retos, citaré algunos: a) la crisis migratoria acumulada y la designación de Guatemala como un Tercer País Seguro, b) la grave conflictividad agraria y socioambiental en el país, c) los problemas estructurales de pobreza y extrema pobreza, d) los graves índices de desnutrición crónica, f) el enorme desempleo que afecta toda la población y especialmente a la juventud, g) la profunda polarización ideológica en que nos han metido ciertos actores y que nos tienen constantemente confrontados en diversos temas, h) la profunda corrupción e impunidad. La lista se puede ir ampliando, sin embargo, esos temas, en mi opinión deben ser prioritarios.
Ahora tocará al Señor Giammattei dejar de ser candidato, dejar de ofrecer y comenzar a articular un equipo de gobierno con una visión de Estado, de un Estado que garantice a todos los guatemaltecos la vida, la libertad, la justicia, la seguridad, la paz y el desarrollo integral de la persona, tal como lo mandata nuestra Constitución Política de la República.