MADRID
Agencia dpa / (Europa Press) –
Las macroalgas marinas desempeñan un papel clave en el secuestro de carbono de la atmósfera debido a que viajan mucho más allá de las zonas costeras, según un estudio publicado en Nature Geoscience.
Las algas o macroalgas forman los hábitats costeros con vegetación más extensos y productivos. Colonizan todas las latitudes y son eficientes para capturar CO2 atmosférico y convertirlo en material vegetal. Un equipo de investigación internacional ha informado que una amplia gama de especies de macroalgas se desplaza hasta 5 mil kilómetros más allá de las zonas costeras.
Con alrededor del 70 por ciento de estas algas, el carbono se hundirá a profundidades oceánicas por debajo de mil metros, lo que significa que es poco probable que regrese a la atmósfera.
«Este hallazgo tiene enormes implicaciones sobre cómo se calcula el presupuesto global de dióxido de carbono –destaca la estudiante Alejandra Ortega, la primera autora del estudio–. Indica que las macroalgas son importantes para el secuestro de carbono y deberían incluirse en las evaluaciones del carbono acumulado en el océano, conocido como carbono azul».
Las macroalgas se ignoran en las evaluaciones actuales de carbono azul, principalmente porque estas plantas marinas sin raíces no permanecen en el mismo lugar sino que se desplazan con las corrientes y las mareas. Poco se sabía sobre su destino una vez que se alejan flotando de la costa.
Como resultado, no ha habido evaluaciones detalladas de su papel en el secuestro de carbono en hábitats costeros, particularmente en los sedimentos de pastos marinos y manglares.
Ahora, el equipo, dirigido por Carlos Duarte y sus colegas de La Universidad de Ciencia y Tecnología Rey Abdalá, en el Centro de Investigación del Mar Rojo y el Centro de Investigación de Biociencia Computacional (CBRC), Arabia Saudita, ha identificado secuencias de ADN de macroalgas en cientos de metagenomas generados por las expediciones oceánicas mundiales Tara Oceans y Malaespina, el dirigido posteriormente por Duarte.
Las expediciones examinaron el océano global a una profundidad de 4 mil metros y secuenciaron el material particulado recogido en la muestra de agua para crear un recurso de ADN global.
Los científicos marinos buscaron macroalgas en estos metagenomas oceánicos globales, utilizando el Dragon Metagenomic Analysis Platform (DMAP), desarrollado por bioinformáticos CBRC, utiliza la supercomputadora de KAUST para anotar y comparar conjuntos de datos metagenómicos.
Por primera vez, el equipo pudo proporcionar evidencia semicuantitativa de la presencia de macroalgas más allá de la costa. «Todavía se necesita trabajo para poder traducir una cantidad específica de ADN en una cantidad específica de carbono orgánico en un taxón específico, pero encontrar ADN de macroalgas es el primer paso», asegura Ortega.