Por JUAN ZAMORANO
LIMA
Agencia (AP)
¿Tras los pasos de la prolífica medallista olímpica María Espinoza?
Quizás es pedir demasiado o suene a una exageración, pero por la mente de la mexicana Briseida Acosta probablemente pasaron los pergaminos de su ilustre compatriota, al ganar ayer la medalla de oro en la división de más de 67 kilogramos en el taekwondo de los Juegos Panamericanos de Lima.
De paso, le permitió a México cerrar con una cosecha de cuatro preseas, tres oros y un bronce.
Acosta derrotó 10-5 a la colombiana Gloria Mosquera, quien se quedó con la plata. La brasileña Raiany Fidelis y la estadounidense Madelynn Gorman se repartieron las preseas de tercer puesto.
El triunfo de Acosta se da en la misma disciplina en la que su compatriota Espinoza dio medallas a México en las tres últimas olimpiadas: Oro en Beijing 2008, bronce en Londres 2012 y plata en Río de Janeiro 2016. Espinoza, de 31 años, también ganó un oro en Juegos Panamericanos, en Río de Janeiro 2007, además de la plata en Toronto 2015.
El mes pasado, en un combate de evaluación, Acosta superó a Espinoza, para obtener el boleto directo a Lima.
Acosta, de 25 años, se limitó a decir que su oro en Lima es producto de un trabajo duro de varios años, y que sueña con peldaños muchos más altos.
“Con mucho esfuerzo y, sobre todo, el trabajo inteligente”, dijo la oriunda de Navolato, una ciudad del norteño estado de Sinaloa, el mismo en que nació Espinoza. “Me siento muy bien. Todos estos años de mi vida han rendido frutos”.
Tras su victoria recibió la felicitación de la legendaria atleta Ana Gabriela Guevara, directora de la Comisión de Cultura Física y Deporte (CONADE).
“Se siente muy bien”, expresó Acosta respecto del triunfo y el hecho de que la comparen con Espinoza.
Sin embargo, Acosta dijo que “no trabajamos para la admiración de la gente; trabajamos para que tus sueños se cumplan”.
Acosta llegó a Lima con una plata y un bronce logrados en los campeonatos mundiales de Puebla 2013 y Manchester de este año, aunque en las categorías de más 73 kilogramos.
Sueña ahora con los olímpicos de Tokio, el escenario ideal para dar el gran salto.