Por LISA MASCARO, LUIS ALONSO LUGO y DARLENE SUPERVILLE/AP
WASHINGTON
En un enfrentamiento poco común, los senadores republicanos declararon ayer una fuerte oposición a la amenaza de aranceles del presidente Donald Trump sobre todos los productos de México. Sin embargo, no está claro si contarán con los votos para detenerlo, y el mandatario dijo que serían unos “tontos” si lo intentan.
Todas las partes involucradas, incluidas las autoridades de México que sostienen reuniones con los negociadores de Trump en Washington esta semana, mantienen la esperanza de que las negociaciones de alto nivel persuadan al presidente de no imponer los aranceles. Sin embargo, se tiene previsto que los gravámenes entren en vigor el próximo lunes, y aunque Trump dijo que lo “más probable” es que se impongan, los legisladores republicanos advirtieron a la Casa Blanca que están listos para enfrentarse al mandatario.
La división pública y el inminente enfrentamiento por los aranceles del 5% sobre las importaciones de México revelaron una discrepancia fundamental de valores entre el presidente y su partido. Trump utiliza los aranceles como medida de presión para obtener lo que quiere, en este caso en particular, para obligar a México a tomar más medidas para frenar la inmigración ilegal. Para los republicanos, los aranceles van en contra de su ortodoxia fuertemente arraigada y son vistos como nada más que impuestos a los que se oponen enérgicamente.
“No hay mucho apoyo en mis reuniones para los aranceles, eso es seguro”, comentó el líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell.
En una larga reunión en privado en el Capitolio, los senadores advirtieron a los funcionarios de Trump que podría haber problemas si el Senado, con mayoría republicana, vota a favor de desaprobar los aranceles. Un rechazo del Congreso representaría un duro golpe para Trump, incluso uno más contundente que un intento previo de evitar que el mandatario reasignara fondos para la construcción de su prometido muro en la frontera con México.
“Una profunda preocupación y resistencia” es como el senador Ted Cruz describió el ambiente. “No cederé ante nadie con la pasión, seriedad y compromiso en hacer más segura la frontera, pero no hay ninguna razón para que los agricultores, ganaderos y productores de Texas, además de los pequeños negocios, paguen el precio de unos enormes impuestos nuevos”.
Por su parte, el senador Ron Johnson declaró: “Creo que el gobierno tiene que estar preocupado sobre otra votación de rechazo… Y no soy el único que lo dice”.
El resultado sería incierto. Trump podría tratar de vetar una resolución de desaprobación tal como lo ha hecho en ocasiones anteriores. Pero muchos republicanos que votaron contra la acción del presidente hace unos meses realmente apoyaban su objetivo final de construir un muro fronterizo. Simplemente estaban incómodos con el ejercicio de sus atribuciones ejecutiva para hacerlo. Ahora, el mandatario está lejos de sumar el mismo apoyo respecto a los aranceles.
La oposición del Partido Republicano se fundamenta en los temores a lo que los aranceles pudieran ocasionar en el sustento de los estadounidenses. A los senadores les preocupa que puedan aumentar los precios al menudo en el país, afectar la economía y poner en peligro un acuerdo comercial entre México, Estados Unidos y Canadá, cuya aprobación sigue pendiente.
Ante el ambiente de nerviosismo, el presidente de la Reserva Federal Jerome Powell dijo el martes que está preparado para intervenir y proteger a la economía, y el mercado bursátil subió ante la señal de la Fed de que podría recortar las tasas de interés en los próximos meses.
México también está preocupado por los aranceles, pero sus principales funcionarios se mostraron optimistas sobre una resolución.
«Por lo que hemos visto es que sí vamos a poder encontrar una negociación», dijo el canciller mexicano Marcelo Ebrard en conferencia de prensa en la embajada de México en Washington. «Por eso creo que puede evitarse la imposición de tarifas».
Trump, durante una conferencia de prensa en Londres, dio señales confusas.
“Vamos a ver si podemos hacer algo”, dijo durante el segundo día de su visita de Estado a Gran Bretaña.
“Pero creo que es más probable que los aranceles se mantengan”, agregó. También dudó que los republicanos del Congreso obtengan los votos suficientes en su contra. “Si lo hacen, sería una tontería”, aseveró.
Los funcionarios mexicanos llegaron a Washington durante el fin de semana mientras México lanzaba una contraofensiva diplomática y negociaciones nuevas. El martes, el negociador comercial mexicano Jesús Seade se reunió con el representante comercial estadounidense Robert Lighthizer, y Ebrard planeaba reunirse el miércoles con el secretario de Estado, Mike Pompeo.
Los senadores republicanos mantienen la esperanza de que esas negociaciones eviten la imposición de aranceles. Pero si fracasan, los legisladores advirtieron que no tendrán otra opción que tomar medidas en el Congreso para poner un freno a Trump.
“Nuestra esperanza es que se eviten los aranceles”, comentó McConnell.
Los legisladores y empresarios temen que los gravámenes arruinen el prometido acuerdo comercial entre México, Estados Unidos y Canadá, el cual reemplazará al TLCAN, al que Trump criticó durante su campaña presidencial.
El senador Chuck Grassley, quien funge como presidente de la Comisión de Finanzas, comentó a los reporteros el martes que los aranceles hacen que la aprobación del T-MEC sea “más difícil”.
Las preguntas siguieron en el aire sobre cómo, exactamente, el presidente evocaría su autoridad ejecutiva para imponer los aranceles sobre los productos de México y lo que el Congreso podría hacer para impedir que lo haga.
Trump ha señalado que recurrirá a la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional para imponer los aranceles sobre productos mexicanos, un decreto de emergencia nacional que puede tomar sin necesidad de recibir la autorización del Congreso.
Pero los legisladores dijeron que, si el presidente evoca una emergencia nacional, podrán votar sobre una resolución para rechazarla. Eso fue lo que sucedió hace unos meses cuando los legisladores, asombrados por el uso del poder ejecutivo de Trump, trataron de impedir que reasignara fondos para su muro fronterizo con México. El Congreso votó a favor de desautorizar las acciones de Trump, pero el mandatario vetó la resolución.
En esta ocasión, los republicanos advirtieron que sus números contra el presidente podrían ser más altos, y que posiblemente conformarían una mayoría a prueba de veto en el Senado. Pero no está claro si el presidente pueda ser bloqueado en la Cámara de Representantes, donde hay menos probabilidades de que los republicanos se opongan.
Los demócratas, y algunos republicanos, dudan que los aranceles entren en vigor. El líder de la minoría del Senado, Chuck Schumer, dijo que “Trump tiene el hábito de hablar duramente, pero luego dar marcha atrás”.
Trump afirmó que “millones de personas” ingresan a Estados Unidos a través de México y criticó a los demócratas del Congreso por no aprobar nuevas leyes. “México no debería permitir que millones de personas traten de ingresar a nuestro país”.
No queda claro qué más podría hacer México para satisfacer a Trump respecto a la inmigración ilegal, un tema clave de su presidencia.
Estados Unidos no ha presentado pautas concretas para evaluar si su aliado está reduciendo lo suficiente el flujo de migrantes procedentes de Centroamérica. México describió los posibles aranceles como dañinos para las economías de ambos países e inútiles para reducir el flujo de migrantes centroamericanos.