POR REDACCIÓN LA HORA
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El pasado 23 de mayo, el director de este vespertino, Pedro Pablo Marroquín, publicó la columna titulada “Canela y los Arzú: un pleito entre examigos”, en la cual hace referencia a la confrontación que tuvo el candidato a la alcaldía Roberto González con Roberto Arzú y Álvaro Arzú Jr.

En esta publicación, Marroquín hace referencia a la contienda electoral en la que González buscó la Presidencia junto al partido Unionista de los Arzú, y en un fragmento de su columna indicó:

“Canela bien haría en responder y contar de qué ha vivido los últimos 8 años que ha sido candidato y no se le ha conocido mayor actividad empresarial privada (al punto que ni los menciona en sus nuevos videos), se ha sabido que ha permanecido muy cerca del poder y de los eternos financistas; en estos momentos en los que pide el voto, estos son detalles que no pueden ni deben pasar desapercibos y más cuando por fin se animó a atacar a aquellos con los que trabajó de la mano y hasta defendió”.

Roberto González envió una carta a este vespertino dirigida a Pedro Pablo Marroquín en respuesta a la publicación, la cual reproducimos de forma íntegra a continuación.

Me dirijo a usted, en ocasión de comentarle que he leído detenidamente su opinión expresada el día de ayer, 23 de mayo, en su columna, intitulada «Canela y los Arzú: un pleito entre ex amigos»; en la que comenta entre otras cosas, su inquietud por conocer algunas interrogantes sobre mi vida profesional, que me parecen totalmente válidas y me ha motivado a dirigirle la presente nota.

En ese sentido, creo firmemente que uno de los cambios drásticos y determinantes en la forma en que debe conducirse un nuevo modelo de gestión municipal a partir del 15 de enero de 2020 es la transparencia y la sinceridad, dos rasgos importantes de la honestidad, que respaldan mi historia de vida.

He vivido, no solo los últimos ocho años, sino desde hace décadas, fundamentalmente de 3 fuentes:

Primero, en mi calidad de socio de una empresa familiar, he desarrollado y ejecutado la construcción a medida «Built to suit» (más de 12 mil m2 de capacidad) y el arrendamiento de un Centro Logístico de Almacenaje en Escuintla, para una de las compañías transnacionales más prestigiosas del mundo.

Segundo, mi desempeño en asesorías y evaluación de proyectos para personas individuales y jurídicas que lo requieren, algunas esporádicas y otras de forma más constante; y

Tercero, lo cual es más bien simbólico en términos monetarios, también me he dedicado a la academia e impartir clases universitarias relacionadas con la gestión de proyectos, que es mi profesión y cuya especialización he ido ampliando en universidades prestigiosas como Stanford, en California.

Deseo agregar que el proyecto logístico en su fase de ingeniería financiera, consecución de capital (fuentes de financiamiento y créditos) y arreglos jurídicos, fue acompañado precisamente por los servicios profesionales de su cuñado, esposo de su hermana, a quien públicamente autorizo a que, sin menoscabo de su ética profesional, le pueda ampliar todos los pormenores del mismo con la profundidad que lo requiera. Y le conminó a hacerlo, puesto que es precisamente en el origen de los fondos, donde se debe ser más claro cuando se es un funcionario público y no dejar dudas de que no ha sido producto de la corrupción.

Acerca de las asesorías o consejerías, puedo decirle que es una demanda de mi profesión liberal que ha ido en aumento, toda vez que la globalización y sobre todo la necesidad de comprensión de la iniciativa pública que afecta condiciones de competitividad, clima de negocios y gestión de riesgos (Compliance), ahora requiere que en la gobernanza de compañías nacionales o transnacionales, se asista o incluso se incorporen ex funcionarios públicos como ex presidentes, ex ministros o políticos para propósitos de orientación y consejo.

Por supuesto, una vez asuma un cargo público, será mi deber suspender todo tipo de relaciones que pudieran ser susceptibles de conflictos de interés, como lo haría cualquier profesional de otras ramas.

En relación a los Arzú, comparto mi preocupación y molestia respecto a la ausencia de información que nunca le han dado a nadie, ni siquiera a ustedes miembros de la prensa, lo cual es una de las causas por las que las teorías de corrupción son aceptadas por mucha gente. Igualmente, la mera observación del despliegue de recursos municipales que se usan en campaña, en nuestras «propias narices» y en una competencia desleal inmensa, es otra evidencia de ese enorme abuso.

Por último, ni mis relaciones esporádicas en mi juventud con uno de sus hijos, ni mi relación como miembro de otro partido político en el Concejo que presidió Álvaro Arzú del 2004-7, así como tampoco las decisiones partidarias de ambos que conllevaron a una alianza estrictamente electoral, que pretendía compensar el avance de la «sociedad perversa» entre Sinibaldi y Baldizón; no han condicionado ni lo hará mi deseo por enfrentar los problemas urbanos de fondo y terminar con una administración que se acomodó al poder y como citó Lord Acton: «El poder tiende a corromper, y el poder absoluto, corrompe absolutamente».

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