MADRID
Agencia dpa / (Europa Press)
Sólo recortes significativos en emisiones de combustibles fósiles evitarán cambios ya evidentes en el proceso de acidificación de los océanos, que pueden tener graves secuelas para millones de personas.
Es la advertencia de un artículo publicado en Emerging Topics in Life Sciences por Jason Hall-Spencer, profesor de biología marina en la Universidad de Plymouth, y Ben Harvey, graduado de Plymouth, ahora profesor asistente en el Centro de Investigación Marina Shimoda de la Universidad de Tsukuba.
Ellos y otros colaboradores han publicado varios estudios durante la última década que muestran las amenazas planteadas por la acidificación de los océanos en términos de degradación del hábitat y pérdida de biodiversidad.
Estos se han centrado alrededor de la costa de Japón, donde demostraron que la acidificación de los océanos está teniendo un gran impacto en la vida marina, y en el Mediterráneo donde mostraron que tenía un impacto negativo en los peces silvestres.
FILTRACIONES DE CO2 VOLCÁNICO
Ambas regiones tienen filtraciones de CO2 volcánico, donde el gas que se escapa se disuelve en el agua del mar y crea condiciones similares a las que se espera que ocurran en todo el mundo en los próximos años.
Su nueva publicación proporciona una síntesis de los efectos probables de la acidificación de los océanos en las propiedades, funciones y servicios de los ecosistemas y se basa en experimentos de laboratorio y observaciones a lo largo de gradientes naturales en CO2.
Dice que estudios en filtraciones de CO2 en todo el mundo han demostrado que los arrecifes hechos por organismos con conchas o esqueletos, como las ostras o corales, son sensibles a la acidificación del océano y que los arrecifes degradados proporcionan menos protección costera y menos hábitat para peces y mariscos de importancia comercial.
Esto amplifica los riesgos para los bienes y servicios marinos debido al cambio climático que causa cambios en el dominio de las algas marinas, la degradación del hábitat y la pérdida de biodiversidad en los trópicos, los subtrópicos y las costas templadas.
«Estamos liberando alrededor de 1 millón de toneladas de dióxido de carbono por hora en la atmósfera terrestre. Alrededor del 25% de este gas es absorbido por el océano, donde reacciona con el agua de mar para formar un ácido débil, lo que hace que el pH de la superficie del océano caiga en alrededor de 0,002 unidades por año. Se comprende la química de este rápido cambio en las aguas superficiales, sin embargo, existe incertidumbre acerca de sus efectos en la sociedad, que es lo que estamos tratando de superar en este estudio», explica Harvey en un comunicado.
«El acuerdo de París sobre el cambio climático fue bienvenido. Pero no menciona la acidificación de los océanos, ni el hecho de que este rápido cambio en la química de los océanos de la superficie socave los pilares sociales, económicos y ambientales del desarrollo sostenible. Ha llegado el momento de un ‘Acuerdo de París para los océanos’, con el objetivo específico de minimizar y abordar los impactos de la acidificación de los océanos, incluso a través de una mayor cooperación científica en todos los niveles».