René Leiva
Iván Velásquez, Presidente. Aunque nadie me está preguntando nada de todos modos tengo ganas de decir que, en un relato de política-ficción, si Iván Velásquez fuese candidato a la Presidencia de la República por el partido del pueblo, o sin él, ajá, yo por el jurista colombiano votaría, aunque no ganara. Culto a la personalidad y fanatismos aparte. (La última, última vez que voté fue en 1985.) El Comisionado de CICIG, junto a Thelma Aldana, hizo más por Guatemala que tres o cuatro gobiernos centrales y media docena de legislaturas. ¿O no? Antonio José de Irisarri luchó por la independencia de Chile y fue su jefe de Estado en 1814. (En el golpe de Estado a Iván Velásquez y a la CICIG también intervino, de lejos, el paramilitar y narcotraficante Álvaro Uribe, cuyo embajador personal devaluó, aún más, la devaluada orden del Quetzal.)
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El honrado cabrero Alí Babá. Por este medio Alí Babá reitera y aclara una vez más, que él fue un honrado pastor de cabras que por casualidad descubrió la cueva donde escondían el botín de sus robos los cuarenta ladrones, el nombre de cuyo jefe no lo menciona el famoso relato. Quien no haya leído Las mil y una noches y no conozca el cuento (“Ábrete Sésamo”) ni en película, haría bien abstenerse de asociar el buen nombre de Alí Babá con ladrón alguno. Y por supuesto, cuevas de ladrones abundan, sean públicas o privadas, en el honorable Congreso o en la SAT, aquí y allá.
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Silencioso encendido de las alarmas. En los últimos días, por medio de la prensa precisamente, se ha sabido que en diferentes lugares y circunstancias las alarmas se han encendido, lo cual sugiere que realmente existen alarmas y se encienden, que en determinado momento funcionan, si bien, al parecer, nadie en parte alguna las ha percibido u oído, toda vez que las alarmas cuando se encienden suelen emitir un ruido de todos o casi todos los diablos, ensordecedor, intimidante, aterrador, que ninguno ha escuchado, pues, ¿de qué sirve una alarma silenciosa una vez encendida si así, muda, nadie se entera de que algo alarmante ocurre? No estaría de más que los técnicos revisen las alarmas porque dícese que se encienden pero no suenan, no alborotan, no alarman, asustan o atemorizan.
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Propuestas de mentiras, ¿De qué sirve que un basurero politiquero/electorero proponga un programa de gobierno razonable, realista, orgánico, plausible, en función social, no necesariamente utópico, anticorrupción y antimpunidad, si sabe que jamás lo cumplirá, que sólo es para taparte el ojo a mi amigo el macho, para proseguir disfrazado el secular engaño al zopenco electorado? Ah, es que en el camino se arreglan las carretas, usté. Ah bueno, así sí.
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¿Inmaculado o podrido? Ningún ladrón y corrupto, llegado a Presidente de su país, es víctima de las circunstancias o sorprendido en su virginal buena fe por el infame sistema donde tan bien encaja, ni siquiera dentro de una obra de ficción oportunista, de mercado, en que los antagonistas del señor Presidente, por medios legales, devienen los villanos del cuento.
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El político franco, abierto, sincero, natural: “No me temblará el pulso cuando meta la mano en las arcas nacionales”.
