MADRID
Agencia dpa / (Europa Press) –
Tres años justos después de su anterior entrega, Miss Caffeina regresa este viernes con Oh Long Johnson (Warner Music, 2018), un cuarto álbum en el que viran decididamente y del todo hacia el pop más bailable que ya apuntaban en Detroit (Warner Music, 2016), con las guitarras perdiendo todo su protagonismo en el camino.
«Pero Miss Caffeina no es un estilo, es cambio y canciones», resalta a Europa Press el teclista y guitarrista Sergio Sastre, quien aún argumenta: «Esa es identidad, marca de la casa, evolución constante. Se trata de no aburrirnos de nosotros mismos, explorar, estar atentos a lo que está pasando en el mundo».
Asiente el bajista Antonio Poza, quien resume que este Oh Long Johnson es «pop en su máxima expresión». Y tercia Sergio de nuevo para apuntar: «En la banda componemos varios. No ha sido algo premeditado lo de no coger una guitarra. Es por nuestra propia evolución y porque en casa es más sencillo hacer maquetas con elementos electrónicos, consiguiendo un feedback muy inmediato».
El resultado de este álbum, integrado por once canciones, es «muy variado», como destacan ambos, con Sergio señalando que en el tema titular, que es «la puerta de todo lo anterior» desde donde vienen «hasta llegar aquí, están precisamente las únicas guitarras con el rol de guitarrista clásico». «En este disco, guitarras hay las justas», apostilla entre risas.
CANTAUTORES POP
Sobre esa base electrónica, el grupo lanza reflexiones acerca de cuestiones vitales y universales como el amor, la muerte, el miedo, la autoaceptación o incluso el bullying. «No somos pioneros de nada, pero nos gusta ese contraste de poder contar cosas que sean mínimamente relevantes dentro de una canción de pop bailable o directamente dance», plantea Sergio.
Y aún añade a este respecto: «En las letras procuramos no hacer acertijos imposibles ni dárnoslas de nada, simplemente escribir sobre temas que sí que es cierto que tienen varias capas de profundidad y cada cual puede escoger donde quedarse. Creo que una cosa guay de nuestras letras es que vas a encontrar frases llamativas o ganchos que llamen la atención».
La idea central podría ser, de hecho, «quitarse cosas de encima», tal y como resume Sergio, quien argumenta que a medida que pasan los años te vas dando cuenta de que «hay que caminar ligero de complejos, de ataduras y de gente que no te hace bien». «A esta edad empiezas ya con la filosofía de quitarte esas relaciones que te lastran. Conseguir eso es una liberación», reflexiona con humor.
Ante esta decidida intención de componer canciones con mensaje, bromea Sergio al aceptar que pueden tener algo de ‘cantautores pop’. «En la definición estricta, somos cantautores haciendo música pop», apunta con humor para luego lanzar una afirmación: «El concepto de cantautor ha cambiado bastante. El cantautor moderno sería el trapero, que se hace su base y te cuenta su historia. El trapero es el nuevo cantautor. Hay mucho trapero que dice cosas interesantes, pero también se escuchan muchas tonterías, como en el pop».
Oh Long Johnson tiene, además, un regusto noventero en las influencias más bailables. «No es que vuelvan los noventa, es que nunca se han ido», sentencia Antonio entre risas, para que luego Sergio defienda que esa fue la década en la que crecieron los cuatro integrantes del grupo.