Amy Goodman y Denis Moynihan
En las últimas semanas, un vórtice polar que azotó Estados Unidos causó la muerte de al menos veinte personas. Al mismo tiempo, los científicos del gobierno estadounidense informaron que 2018 fue el cuarto año más caluroso desde que se lleva registro y que los últimos cinco años han sido los más cálidos de la historia reciente.
Un enorme agujero en uno de los glaciares más grandes de la Antártida está causando un derretimiento acelerado, mientras que, en todo el continente, grandes lagos de agua de deshielo se desplazan y amenazan con hacer colapsar estas vastas capas de hielo, lo que conduce a un rápido aumento del nivel del mar en todo el mundo. El derretimiento de los glaciares del Himalaya genera riesgo de inundaciones y problemas en el suministro de agua que podría afectar a decenas de millones de personas.
A modo de prueba de que el planeta está experimentando lo que se ha llamado “la sexta gran extinción”, un análisis reciente de datos científicos concluyó que el 40% de los insectos del mundo están al borde de la extinción.
Ante todo esto, ¿cuál fue la respuesta del presidente Donald Trump? En medio de la ola de frío extremo causada por el vórtice polar, tuiteó: “¿Qué diablos está pasando con el calentamiento global? Por favor, vuelve pronto, ¡te necesitamos!”. Pero, pese a todo, hay esperanzas. Dos demócratas, la representante de Nueva York Alexandria Ocasio-Cortez y el senador de Massachusetts Ed Markey presentaron una resolución en el Congreso que establece “el deber del gobierno federal de crear un New Deal ecológico”. La Resolución 109 de la Cámara de Representantes tuvo una notable cifra de 67 copatrocinadores en esta Cámara, todos demócratas, y se ha enviado a once comités distintos de la Cámara de Representantes para su consideración.
Al anunciar la presentación de la resolución, Ocasio-Cortez expresó: “Hoy es el día en que realmente nos embarcamos en una agenda integral de justicia económica, social y racial en Estados Unidos de América. El cambio climático y nuestros desafíos ambientales son una de las mayores amenazas existenciales para nuestra forma de vida; no solo a nivel nacional, sino mundial”.
El New Deal ecológico hace referencia al New Deal original, esto es, el contundente plan de gobierno implementado en Estados Unidos por el presidente Franklin Delano Roosevelt para luchar contra los efectos de la Gran Depresión de 1929. Además de imponer una serie de políticas regulatorias para restringir el poder de los grandes bancos que fueron en gran parte responsables del colapso financiero, el New Deal permitió al gobierno federal contratar directamente a millones de trabajadores para hacer todo tipo de tareas, desde construir carreteras y puentes hasta escribir poesía. También se creó el sistema de Seguridad Social para proteger a los ancianos de los estragos de la pobreza. Desde entonces, el New Deal se ha vuelto sinónimo de una intervención a gran escala del gobierno para resolver problemas grandes y aparentemente inabordables con éxito.
Las resoluciones paralelas del Senado y la Cámara de Representantes presentadas por Markey y Ocasio-Cortez —quien es conocida como “AOC” por sus partidarios— son un llamado a la acción para que el Congreso elabore leyes que implementen un auténtico New Deal ecológico, que pueda cambiar rápidamente el curso económico del país a otro que sea alimentado por energía renovable, de una manera limpia, justa y equitativa.
Anderson Cooper, presentador de la CNN, le preguntó a Alexandria Ocasio-Cortés en el programa “60 Minutos” acerca de la propuesta: “¿Se refiere a que todo el mundo tendrá que conducir un automóvil eléctrico?”. La representante respondió: “Se van a necesitar muchos cambios rápidos que ni siquiera concebimos como posibles en este momento. ¿Cuál es el problema de tratar de llevar nuestra capacidad tecnológica lo más lejos posible?”
Cooper también la interrogó sobre el costo de llevar a cabo un New Deal ecológico que, en parte, AOC propone financiar con un aumento del impuesto marginal a los súper ricos: una tasa impositiva del 70% sobre los ingresos obtenidos por encima de los diez millones de dólares, por ejemplo. Varias encuestas nacionales insinúan un fuerte apoyo a tal impuesto.
Si bien casi todos los aspirantes demócratas a la Presidencia han abrazado el New Deal ecológico, la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, se burló del plan al responder la pregunta de un periodista sobre la posibilidad de que la propuesta sea tratada en el Congreso: “Será una de varias o, quizá, de muchas sugerencias que recibamos. El sueño ecológico, o como lo llamen; nadie sabe lo que es, pero están a favor, ¿no?”.
Después de que el senador Markey presentara su resolución ecológica, el líder de la mayoría del Senado, el republicano Mitch McConnell, declaró a los medios: “Vamos a votar sobre la propuesta en el Senado para darles a todos la oportunidad de dejar asentadas sus declaraciones”. McConnel, junto con el Partido Republicano, están calculando que un voto a favor podría perjudicar políticamente a los demócratas que están actualmente en funciones cuando llegue el momento de su reelección.
Pero McConnell está equivocado. La mayoría de los estadounidenses cree que el cambio climático es real, que representa una amenaza para la humanidad y que hay que hacer algo al respecto. Es hora de que los dinosaurios del Congreso y la Casa Blanca se desprendan de los combustibles fósiles y apoyen el New Deal ecológico, o se enfrenten a la extinción.