Jorge Santos

jsantos@udefegua.org

Defensor de derechos humanos, amante de la vida, las esperanzas y las utopías, lo cual me ha llevado a trabajar por otra Guatemala, en organizaciones estudiantiles, campesinas, de víctimas del Conflicto Armado Interno y de protección a defensoras y defensores de derechos humanos. Creo fielmente, al igual que Otto René Castillo, en que hermosa encuentra la vida, quien la construye hermosa.

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Jorge Santos

Esta es una fecha propicia para reflexionar sobre el amor y sus implicaciones en diversos ámbitos y no como se entiende tradicionalmente desde la hegemonía, circunscrito al romanticismo. Esta reflexión será sobre el amor profundo a la humanidad, aquel que surge de la necesidad de amar libremente. De aquel amor profundo hacia la nación que debe ser transformada para que las relaciones entre grupos sociales superen el peso de la propiedad privada, impunidad, odio, envidia y egoísmo.

Un ser humano que amó así fue uno de nuestros más conocidos poetas revolucionarios Otto René Castillo. Al buscar entre la bibliografía que me acerque a este importante personaje, me topo con Luis Cardoza y Aragón que le describe poeta y revolucionario de una manera profundamente amorosa. Lo describe como un ser humano en quien “es indudable la unidad de su conciencia política con su conciencia revolucionaria. Su poesía se genera en su entendimiento de la poesía y en la coyuntura existencial. Su pluma y su fusil. Para no pocos, su poesía es vista través de su muerte, de su decisión por el fusil y la montaña, llena de cielo y pueblo. Los dos actos son admirables; la decisión de su destino y su creación poética. Los dos actos están ligados sutilmente. Amor, siempre amor, delicadeza y verdad. ¿Cuál es más alto? En el fondo son uno, sin confusión. Su poesía no vale por haber subido a la montaña y por su asesinato. Vale por sí misma. Obra de amor, de ira y de entusiasmo. Su pluma da razón al fusil. El fusil es su pluma desesperada de las palabras”.

En esta pequeña descripción de Otto René Castillo, Cardoza y Aragón nos brinda la fotografía exacta del enamorado de la vida, de la humanidad, de su patria, y es que al leerle uno entiende esa profundidad del amor emancipador de la que hace gala el poeta revolucionario. Muestra de ello lo representa su poema titulado Arte Poética, en el cual dice: “Hermosa encuentra la vida, quien la construye hermosa. Por eso amo en ti, lo que tú amas en mí: La lucha por la construcción hermosa de nuestro planeta”. Este sentido de amor humano, es el que debe prevalecer entre quienes aspiramos a construir otra Guatemala.

Es por ello que al leerle y entender las tres dimensiones del sujeto amado por Otto René Castillo, la persona, la humanidad y la vida comprendo que frente a este momento histórico, nos corresponde amar profundamente en estas dimensiones y desarrollar nuestras acciones llenas de amor, de esperanza y fe en la lucha por el presente y en el futuro por construir, con esperanza plena que el devenir de la humanidad y de los Pueblos será plagada de eso, de amor, no para uno pocos sino para todos y todas. Porque al final como diría Luis Cardoza y Aragón, en referencia al revolucionario “dio a su Pueblo su canto y su vida. ¿Qué más puede dar un poeta?”.

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