Javier Monterroso
Nuestro sistema constitucional establece que cada cuatro años debemos cambiar al gobierno nacional (Poder Ejecutivo) y a las autoridades locales (alcaldes), y además, también cambiamos a nuestros representantes nacionales (diputados al Congreso de la República). El cambio de gobierno es fundamental para evitar la perpetuación en el poder de una persona, una corriente de pensamiento o un grupo. La historia de Guatemala está llena de ejemplos de caciques que se perpetuaron en el poder, el líder conservador Rafael Carrera gobernó el país por casi 30 años, e incluso los zalameros de turno lo nombraron presidente vitalicio, murió en el cargo. El lider liberal Justo Rufino Barrios gobernó durante 12 años, hasta que murió en El Salvador intentando unificar Centroamérica por la fuerza de las armas. El dictador Manuel Estrada Cabrera gobernó mediante fraudes electorales y asesinatos de opositores durante 22 años, hasta que fue expulsado por una revolución popular, y Jorge Ubico se logró perpetuar en el poder mediante la represión durante 14 años, hasta que sus propios amigos pidieron su renuncia. Es por ello que elecciones periódicas y recambio de gobierno son fundamentales para lograr una verdadera democracia en un país como Guatemala, con una historia llena de dictadores y caciques.
El Tribunal Supremo Electoral (TSE) recientemente convocó a elecciones generales, donde por primera vez habrá cierta igualdad en la contienda, este cierto grado de igualdad consiste en que por primera vez todos los partidos tendrán la misma cantidad de pautas publicitarias en los canales de televisión, con lo cual podrán exponer su mensaje a los votantes en forma más equitativa. Además todos los partidos tendrán el mismo número de vallas a nivel nacional. La campaña es más corta, pues será solamente de marzo a junio del presente año y existen nuevas prohibiciones para la misma, por ejemplo no apelar a los sentimientos religiosos de la población. A pesar de éstos innegables avances, la ley electoral no es perfecta, y tampoco puede regular situaciones fácticas derivadas de contiendas anteriores, en ese sentido los partidos más conocidos y que cuentan con más estructura como la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), o los candidatos más conocidos y que ya han participado en ocasiones anteriores como Sandra Torres, Alejandro Giammatei o Zury Ríos, o exfuncionarias públicas que tuvieron bastante exposición mediática como Thelma Aldana, llevan ventaja sobre otros competidores.
También se debe reconocer que el sistema electoral guatemalteco permite la participación de todas las corrientes ideológicas, desde la extrema izquierda donde se puede ubicar al Movimiento de Liberación de los Pueblos (MLP), la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG), Convergencia y la izquierda indigenista de Winaq, pasando por la socialdemocracia de la UNE y el Movimiento Semilla, la derecha moderada de partidos como Encuentro por Guatemala (EG) y Movimiento Humanista, una derecha más liberal de Compromiso Renovación y Orden (CREO) y VAMOS, hasta la extrema derecha conservadora de los partidos FCN, Valor, Viva, UCN, Todos, Unionistas, Pan, Podemos, Unidos, Mi País, Partido Liberal Guatemalteco (PLG), etc. Por lo que se puede afirmar que el votante tendrá muchas opciones para escoger.
Pero lo más importante de éste proceso electoral, es que nos da la forma democrática de salir del desgobierno de Jimmy Morales, sin duda el peor de la historia reciente del país.