Víctor Ferrigno F.

Jurista, analista político y periodista de opinión desde 1978, en Guatemala, El Salvador y México. Experiencia académica en las universidades Rafael Landívar y San Carlos de Guatemala; Universidad de El Salvador; Universidad Nacional Autónoma de México; Pontificia Universidad Católica del Perú; y Universidad de Utrecht, Países Bajos. Ensayista, traductor y editor. Especialista en Etno-desarrollo, Derecho Indígena y Litigio Estratégico. Experiencia laboral como funcionario de la ONU, consultor de organismos internacionales y nacionales, asesor de Pueblos Indígenas y organizaciones sociales, carpintero y agro-ecólogo. Apasionado por la vida, sobreviviente del conflicto armado, luchador por una Guatemala plurinacional, con justicia, democracia y equidad.

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Víctor Ferrigno F.

Jimmy Morales es un pésimo actor, y como director de teatro es aún peor, a pesar de haberse dedicado 20 años a ese oficio. Su incapacidad (una más) quedó demostrada durante el sainete que montó el lunes pasado, con estreno en Nueva York y Guatemala, para anunciar la cancelación de la CICIG, en un plazo perentorio de 24 horas. La farsa bien podría intitularse mentira, circo y maroma; me explico.

LA MENTIRA. Jimmy Morales es un mentiroso compulsivo. Durante toda su campaña electoral juró y perjuró que él no era corrupto ni ladrón; sin embargo, aceptó financiamiento electoral ilícito de empresarios y de narcotraficantes, no reportó el grueso de los fondos al órgano electoral y se robó la mayoría. Ahora lo niega, a pesar de que ya lo implicaron Paulina Paiz, Olga Méndez y Salvador Paiz del Carmen, aportando copia de cheques y testificando en su contra. Para colmo, el narcotraficante Marlon Monroy, alias el Fantasma, extraditado a EE. UU., declaró que financió a Morales y su partido.

Ese es el expediente que, hinchado de testimonios y pruebas documentales, le tiene listo el Ministerio Público (MP) y la CICIG, por lo que decidió cancelarla arbitrariamente. Si no está sentado en el banquillo de los acusados es porque el Pacto de Corruptos, en el Congreso, impide que se le despoje del derecho de antejuicio.

Además, Morales mintió cuando públicamente declaró que no interferiría en los procesos que el MP y la CICIG incoaron contra su hijo y su hermano, sindicados de corrupción, los cuales han sido torpedeados por el comediante en jefe.

Jimmy volvió a mentir reiteradamente, cuando declaró ante las cámaras que apoyaría a la CICIG y que no estorbaría la labor de Iván Velásquez, ni lo sacaría del país.

En su parodia él se erige en actor principal y decide el papel de comparsa que le corresponde a pastores venales, militares masacradores, políticos corruptos y al CACIF, que se quitó la máscara y salió en defensa de la cancelación de la CICIG, porque su cúpula es cómplice de ilegalidades, desmanes e impunidades.

La lista de mentiras es interminable y, viniendo del que fue electo Presidente, constituye graves violaciones legales, llegando a la ruptura del marco constitucional, al negarse a acatar las sentencias y resoluciones de la Corte de Constitucionalidad (CC).

EL CIRCO. En su conferencia de prensa, Jimmy Morales también montó un circo llevando a presuntas víctimas de los supuestos desmanes de la CICIG. Por su ridiculez, destacaron las declaraciones de la rusa Irina Bitkov, quien asegura que su hija Anastasia sufrió graves quebrantos de salud al estar encarcelada, y hasta bajó de peso. Inmediatamente, los internautas subieron a las redes un video de la Natacha, que ella intituló, “Anastasia New World”, en la que aparece en mansiones de ensueño, rodeada de señoritas disfrazadas con trajes mayas, mostrando que vive en un nuevo mundo de fantasía.

Este circo constituye un ejemplo chusco de lo que hoy día los militares llaman INFOWAR, o guerra informática; un montaje de noticias falsas (fake news) mediante el cual se trata de manipular a la ciudadanía desinformada.

LA MAROMA. Esta consiste en la obsesión de Morales de conseguir impunidad, cancelando ilegalmente a la CICIG, obviando que mediante el Decreto Legislativo 35-2007 el acuerdo de constitución de la Comisión se convirtió en una ley nacional, que él no puede derogar. Además, el comediante está promoviendo que cuatro magistrados de la CC sean procesados, y que mediante una reforma constitucional esta Corte desaparezca.

¿No creen que ya es hora de parar esta tragicomedia, mandar al director a la cárcel y hacer de Guatemala un país con justicia, dignidad, democracia y desarrollo?

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