Eduardo Blandón
Estamos a la puerta de finalizar el año y aunque bien podemos ponernos sentimentales frente a los días que no volverán, quizá debamos reflexionar sobre lo que se nos viene para prepararnos y recargar baterías. Mirar atrás tiene su encanto por el solazo que conllevan los buenos recuerdos, aunque si somos justos el ejercicio no deja de ser también doloroso, pero lo acaecido cuando se trata del ahora tiene poco valor.
En el plano político el futuro es complicado por el tema eleccionario. Vienen días intensos en los que los políticos harán lo imposible para posicionarse en el electorado. Saben que cada momento cuenta para situarse el imaginario ciudadano. Para ello, vendrán las denuncias y zancadillas para descalificar a los que estorben. La idea es llegar al final y tentar la suerte.
Las instituciones se pondrán a prueba una vez más. Los que las dirigen serán tentados y se pondrá a prueba no solo el carácter de cada uno, sino su liderazgo y cintura política. De ellos depende en gran medida la estabilidad del país para no sucumbir a merced del narcotráfico, la corrupción y las enfermedades típicas de la democracia. Como guatemaltecos tenemos también una gran responsabilidad en todo lo que se aproxima.
En cuanto a lo económico, el país tendrá que sobrevivir la dinámica financiera del mundo globalizado. Estar pendiente de los movimientos de la bolsa, los conflictos entre China y Estados Unidos, el desenvolvimiento de las grandes economías y las oportunidades claves que se puedan aprovechar. El Estado debe vigilar el presupuesto, cuidar la inversión y evitar el sobre endeudamiento.
Guatemala debe invertir más. No sólo en el plano económico para la creación de riqueza, sino en su gente. No podemos seguir en el estado en que nos encontramos. Los pobres deben encontrar condiciones de superación. Para ello, es necesario enfocar más la inversión en salud, educación, vivienda, infraestructura… para superar los niveles vergonzosos en que nos situamos como país.
La lucha contra la corrupción deberá ser prioritaria. Sí, hasta que se convierta en una cultura nacional. Los delincuentes de cuello blanco, políticos, banqueros y malos empresarios deben ponerse tras las rejas. Son ellos el cáncer que hasta ahora ha impedido el desarrollo de la nación y evitado que los guatemaltecos gocemos de oportunidades. Hay que ir a sus casas y esposarlos. Sin olvidar engrilletar, por supuesto, a los que cometan ilícitos a través del lavado de dinero, el narcotráfico o simplemente vivan al margen de la ley.
Se nos viene un largo año lleno de oportunidades. Los guatemaltecos debemos recargar baterías para no claudicar en el esfuerzo. Muchos actores, algunos de los que he mencionado, nos llevan la delantera. No nos durmamos en nuestros laureles. Demostremos que podemos involucrarnos y que nos interesa el país, la familia, nuestros seres queridos. Se nos pueden robar el futuro y créame muchos ya están en ello.