Por Christina Horsten
Nueva York
Agencia (dpa)
Primero un olfateo, después una fuerte respiración y finalmente un bramido ensordecedor: King Kong regresa a Nueva York. El gigantesco gorila celebra el jueves su estreno en el teatro convertido en la que probablemente sea la mayor marioneta de la historia de Broadway.
Se necesitan diez personas para mover a este mono de ojos tristes que mide seis metros de altura y pesa 450 kilos. «Nunca antes han visto una marioneta así», escribió el periódico «The New York Times». «Es el debut más grande de Broadway.»
La historia sobre este enorme monstruo, que ha llevado a Broadway la productora australiana Global Creatures con un coste de producción de 35 millones de dólares (unos 31 millones de euros), sigue siendo la misma que en la cinta clásica de 1933.
Un aventurero y director de cine encuentra a una protagonista y viaja con ella hasta una isla remota en la que vive un ser misterioso. Allí consiguen dejar inconsciente a King Kong y llevarlo a Nueva York con intención de exhibirlo, pero la actriz reconoce la parte humana del monstruo y le ayuda a recuperar su libertad.
Ambos escalan hasta lo alto del Empire State Building, donde King Kong finalmente es abatido. Varias adaptaciones cinematográficas contribuyeron a agrandar su leyenda y a su fama internacional.
«No es ninguna película», dice ahora el aventurero y director Carl Denham en la obra de Broadway. «Siempre lo vi de manera equivocada, ¡él es teatro!» Así la historia se traslada al escenario combinando una mezcla de modernos efectos de sonido, video e iluminación con una anticuada marioneta.
El mito de King Kong pretende atraer al teatro a neoyorquinos y turistas. Al comienzo de la obra, que dura tres horas, se pide a los espectadores que desconecten sus teléfonos móviles porque «si no, vendrá a por ustedes». Aunque las funciones del preestreno fueron bien acogidas por el público, las primeras críticas estaban divididas.