Grecia Aguilera
Desde el pasado domingo 28 de octubre el Universo se ha iluminado aún más con el resplandor del alma de Luis Domingo Valladares Molina, ahora es una estrella que brilla intensamente, es el ángel guardián de toda su familia. Una verdadera amistad es difícil de encontrar, por ello al descubrir este genuino sentimiento en las personas hay que cuidarlo y agradecerlo. Una persona puede conocer a todo el mundo, tener muchas amistades y relacionarse con ellas en el trabajo, la diversión o de manera superficial, pero la amistad que pueda surgir verdaderamente en un ser humano es la que brota del corazón de una forma íntegra y esencial, la que nace de la necesidad de compartir momentos de felicidad y júbilo, así como también momentos tristes y dolorosos. Entonces solamente así, podemos decir que hemos encontrado realmente una persona amiga. A mi memoria vienen numerosos recuerdos de la amistad de Luis Domingo Valladares Molina y su querida familia, con mis padres los insignes escritores don León Aguilera y María del Mar. Recuerdo cuando llamé por teléfono a Luis Domingo como a las ocho de la noche del 13 de abril de 1997, para darle la trágica noticia que mi señor padre había fallecido, lamentó el acontecimiento y se entristeció muchísimo. Luego cuando llegamos con mi familia a la funeraria a eso de las nueve de la noche, él ya estaba allí para recibirnos y quedarse a velar el cuerpo de mi padre toda la noche, retirándose a las ocho de la mañana, para estar a tiempo una hora más tarde en la sede de la Asociación de Periodistas de Guatemala, APG, pues mi padre fue uno de los 53 fundadores de la entidad; asimismo nos acompañó en la misa de cuerpo presente y por supuesto en el cementerio. Siempre quedé muy agradecida con él por habernos acompañado en ese momento tan triste y doloroso, su actitud demostró la amistad incondicional y admiración que siempre tuvo hacia mis padres, además su presencia fue de gran apoyo moral. Luis Domingo Valladares Molina nació el 31 de julio de 1932 y falleció el 28 de octubre de 2018. Se destacó como periodista, primer actor y gran líder en la divulgación de la cultura. La primera edición de su poemario titulado “Momentos y Soledades” fue publicada en 1954 y la segunda edición salió a luz el año pasado. Este libro pequeño en tamaño pero grande en recuerdos y emociones para Luis Domingo, posee en cada uno de sus poemas una realidad, una pequeña historia; encontramos momentos y soledades que llegan a nuestra alma. En el año 2011 el Gobierno de la República de Guatemala le confirió la Orden del Quetzal en el Grado de Gran Cruz por su “Vasta labor cultural desde el programa Cuestión de Minutos y por promover la escenificación de varias obras teatrales de autores guatemaltecos, además de la labor que desempeñó como Director General de Bellas Artes, creando el Departamento de Letras y logrando becas de estudio para los distintos artistas guatemaltecos; y que como actor se destacó en varias presentaciones en Guatemala y México.” Un cariñoso abrazo a sus queridos hermanos María del Rosario, Rodrigo y Acisclo; así como también a sus sobrinas y sobrinos, que Dios mitigue su dolor, pues ahora Luis Domingo será un centinela eterno en sus vidas. Recuerdo que en el año 2007 le dediqué a Luis Domingo y a su familia mi poema titulado “Amistad en el Tiempo” que manifiesta: “Amistad/ de ayer/ de hoy/ de siempre/ existe en el tiempo/ en este momento/ está contenida/ en un reloj sin agujas/ que desconoce/ de la continuidad del mundo/ no marca el día/ no marca la hora/ y fija en un punto/ la eternidad de nuestras almas/ almas fusionadas/ en la naturaleza misma/ en el contorno de un cristal/ en el reflejo de las quietas aguas/ de un arroyo dormido/ que despierta en la inmensidad.”