LUNES, 28 DE AGOSTO DE 1820

INSTRUCCIÓN PÚBLICA
Educación física

[PM]

El bañar frecuentemente a los niños en agua pura no sólo mantiene aseados sus cuerpecillos sino que fortifica, sus fibras y los acostumbra también a resistir a la acción del agua y del frío. El que se habituó al baño con frecuencia, no se enfermará fácilmente cuando por casualidad se moje. Lo mismo diremos del sol y del sereno. Sea, pues, una de nuestras reglas para la educación física. Que para hacer vigoroso a un niño no se debe tratar de precaverlo de los riesgos que le presenta la misma naturaleza, sino más bien exponerlo a ellos hasta connaturalizarlo. Los hombres por la costumbre llegan hasta hacer su alimento del veneno.

La leche de que el niño se nutre debería ser siempre la de su propia madre, por ser la más análoga a su complexión, adquirida en el seno que lo concibió y le dió su primer desarrollo y nutrimiento; pero si la enfermedad de la madre hiciese peligrosa la lactancia para ella, o para su prole, se le deberá substituir la de una nodriza sana y de buen natural, que tenga casi el mismo tiempo de parida que la madre. Una leche gruesa puede causar indigestiones a un niño tierno y la más líquida, tierna o cerosa, no alimentar suficientemente al más crecido y deteriorar sus fuerzas.

La leche puede enfermar a los niños por su cantidad o por su calidad. Se toman precauciones, unas oportunas, otras inútiles y otras aún nocivas para asegurar una leche buena. No se toma casi nunca alguna para que el niño no mame demasiado y de aquí es que una de las más terribles enfermedades de la infancia proviene de este exceso: tal es el fermento ácido de una gran cantidad de leche indigesta, que ocasiona calentura, cólicos y muchas veces la alferecía en esta edad.

Las precauciones oportunas que se tienen con respecto a la calidad de la leche, consiste en que la nodriza no tenga enfermedad conocida habitual, o contagiosa y la de que no tenga su evacuación periódica mediante la lactancia; otra muy justa se toma con respecto a las nodrizas, que yo no sé que adopten las mujeres casadas cuando crían y que omito expresar porque ellas no la ignoran. Las precauciones inútiles son aquellas que consisten en abstenerse de ciertos manjares acostumbrados, los cuales si no causan indigestiones a la madre, el quilo que proviene de ellos, será tan dulce, análogo y nutritivo para el hijo, como lo es para ella misma. Las nocivas son: hacer mudar de alimentos, ejercicios y demás costumbres repentinamente a las que crían, siendo así que toda mudanza súbita es dañosa para el animal, y que el daño de quien le da el pecho redundará en perjuicio del niño.

Ya que he tocado en los males de los recién nacidos diremos de paso lo que es bien sabido de todos: que la dentición es una de sus causas. En este caso para facilitarla se acostumbra dar a los niños mamones de vidrio, costumbre cruel, porque un cuerpo duro es más propio para causarles dolor que para consolarles de la comezón que entonces padecen en las encías y que los incita a morder; un pedazo de pan francés, es lo que se les debe dar en tales circunstancias, que cediendo a los primeros impulsos de la masticación se reduce a una pulpa que ablanda la encía y nutre al niño si la traga.

Siguiendo paso a paso el incremento gradual del niño, advertimos igualmente el desarrollo sucesivo de sus sensaciones, de sus apetitos y movimientos, como que éstos son consecuencia de aquéllos. Se mueve el animal hacia los objetos de que se quiere apoderar, o se aparta de aquellos que le ofenden, he aquí el uso de nuestra musculación, que en el niño comienza a ejercitarse sin dirección fija y sin ninguna firmeza, entonces todo lo quiere agarrar y cuanto agarra lo lleva maquinalmente a la boca; porque aún no siente otra necesidad, que la de alimentarse, ni ha aprendido a distinguir por experiencia las substancias que sirven o no para este efecto.

Tales son las primeras pruebas que hace de su poder sobre los seres que le rodean y los ensayos en que empezará a adquirir: 1º El desarrollo de sus movimientos y fuerzas, 2º El conocimiento de los objetos exteriores y de la relación que deberá tener con ellos. Este también es el punto en que ha de empezar a conocer su individualidad, aprendiendo a distinguir su ser de los demás seres. ¿Más cómo le facilitaremos la adquisición de estas cosas a un niño? Dejando obrar en él la naturaleza y no ayudando si no en lo muy necesario sus esfuerzos. -S. C.

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