Fernando Brolo Fumagalli
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Seguramente la mayoría estamos impactados por el éxodo de hondureños que han venido a invadir algunas áreas de nuestro territorio, buscando alcanzar los sueños norteamericanos. Observar a personas de todas edades es lamentable, así como ejemplar todos aquellos compatriotas que les han brindado apoyo.
Este éxodo hondureño, que mañana podría ser chapín, nicaragüense, venezolano, es resultado a la falta de oportunidades, empleo digno, seguridad, garantías, mala utilización de los recursos públicos, entre otros. Desafortunadamente por décadas hemos estado gobernados por saqueadores, vulgares e irresponsables, que únicamente aspiran ocupar puestos públicos para robar y abusar a más no poder.
La incapacidad y exagerada corrupción limitan la inversión social para que nuestra gente sobreviva de la mejor manera. Por un lado observamos con desprecio los privilegios con plata ilícita que se recetan los repudiables burócratas de turno. Por el otro, esta pobre gente desesperada buscando un mejor futuro, no importándoles los inconvenientes que enfrentan en el largo y sacrificado trayecto.
Siempre escuchamos a estos inútiles funcionarios quejarse que los presupuestos no son suficientes. Por supuesto, si los mal utilizan y/o se los roban, ninguno alcanzará para atender tanta necesidad social que por años impera en estos engañados pueblos.
El cuestionado gobierno hondureño debería ser sancionado internacionalmente, ya que estamos refiriéndonos a seres humanos hartos de un sistema que los somete a la miseria, razón por la que abandonan su pueblo. ¿Se imaginan si se obligara a los funcionarios públicos de turno, y los anteriores, a devolver todo lo que se han robado? ¡No habría justificación para más éxodos!
Mientras tanto, algunos lugares intransitables por los «visitantes» que caminan por ellos, un desorden generalizado que demuestra una vez más la inutilidad de nuestras autoridades. Y Jimmy, y su mara, con este «distractor», haciendo de las suyas.