Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82
No me refiero a la definición per se del transfuguismo sino a los efectos que ha tenido la no aprobación de la norma para que los diputados puedan cambiar de partido para las próximas elecciones y los efectos que pueda tener el hecho de que eventualmente consigan los 105 votos para legalizar lo que los mismos diputados prohibieron en 2016 por voluntad de 112 legisladores.
La agenda del pacto no ha avanzado como desean porque los tránsfugas son muy claros: por qué te voy a resolver yo tus problemas (a los sindicados de financiamiento electoral ilícito, por ejemplo) si a mí nadie me resuelve mi problema de no poderme reelegir en las elecciones de 2019. Así de cruda, pero sencilla es la realidad de por qué el Congreso no ha avanzado con lo que desea su mayoría.
Han probado de varias maneras e incluso, hubo un momento que desistieron de intentar aprobar el transfuguismo porque cifraron sus esperanzas en una inconstitucionalidad aunque han regresado a las andadas y van, poco a poco, midiendo fuerzas para ver si la gente se indigna y reacciona.
Como no han resuelto el tema del transfuguismo, tampoco han resuelto el tema de la modificación de tipificación del delito de financiamiento electoral ilícito y la reducción de penas. Los tránsfugas entienden que lo que desean aprobar es una amnistía al delito y han puesto la condición que ese problema no lo resuelven hasta que a ellos no les sean satisfechas las demandas.
Una vez resuelvan el transfuguismo, han ofrecido una avalancha de leyes, además del tema de financiamiento: reformas al antejuicio para quitar el filtro de la Corte Suprema de Justicia y poderse volar a los tres magistrados de la Corte de Constitucionalidad (CC) que han defendido el Estado de Derecho.
La cosa no para porque si logran los acuerdos, se vuelan al Procurador de los Derechos Humanos (PDH), complacerán a la UNE para que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) no pueda cancelar partidos y de paso, le quitarán responsabilidad al Secretario General, aprobarán la ley de excarcelamiento, ley de las ONG con goles, aceptación de cargos hecha a la medida, pactar la elección de Contralor General de Cuentas (CGC) para asegurar que la entrega de finiquitos sea a quienes juren lealtad al sistema cooptado y la elección de las Cortes, tanto de la Suprema como las de Apelaciones de 2019.
Todo esto, ya lo visualizan sin una CC que les pare la mano y eso abre la puerta a acabar de una vez por todas con la CICIG, y por eso Jimmy Morales ahora alaba al Ministerio Público (MP).
Hay quienes han llegado al extremo de plantear que, resuelto el transfuguismo, pueden decidir si hay o no elecciones mediante la no aprobación del presupuesto de 2019 pero esa medida ahora no la sienten necesaria porque no ven mayores cosas en el camino que pueda poner en riesgo el sistema. Están muy confiados de las acciones emprendidas y sienten que mientras logren arropar a Morales, controlan el Ejecutivo para ir dando “golpes” que fortalezcan al sistema y defiendan a los corruptos.
Han ido midiendo las aguas y han aprendido. Cuando iban a aprobar de manera definitiva la reforma al antejuicio, los estudiantes de la Usac anunciaron protestas, se hicieron presentes en el Congreso y los jefes del reducto decidieron suspender la plenaria alegando inseguridad. Desde entonces han tenido tímidos intentos en público porque acordaron jugársela cuando tengan los votos.
Alguien decía, señores, no deberíamos esperar hasta la época de convivios para lograr lo que queremos, pero hay otros que estiman que esa época es perfecta porque la gente “anda en otra cosa” y con la Navidad y Año Nuevo, cualquier reacción social se disipa en esas fechas, porque la gente anda “pensando en playa”, dicen.
Así que cuando oiga que viene el transfuguismo, crujan los dientes o saquen coraje porque La Hora de la verdad habrá llegado. Ojalá opten por el coraje.