Por Ariel Greco
DPA
Nueva York
DPS
Un duelo entre el número uno del mundo y el jugador 148 del ranking en la primera ronda de un Grand Slam no tendría mayor atractivo si a esos datos no se le añaden los nombres propios de Rafael Nadal y David Ferrer, que cerrarán hoy la jornada nocturna en la pista central del Abierto de tenis de Estados Unidos.
Nadal, campeón de 17 Grand Slam, iniciará la defensa del título en el Corona Park ante un adversario al que ya se enfrentó 30 veces y que, a los 36 años, está a las puertas del retiro, que será el año próximo. Su plan es jugar en sitios que han marcado su exitosa carrera, como Buenos Aires, Acapulco, Barcelona y Madrid, y también despedirse como representante de España en la Copa Hopman.
«Va a ser mi último Grand Slam y para mí es un premio tener la oportunidad de jugar con Rafa Nadal en la pista central del Abierto de los Estados Unidos», aseguró Ferrer en una entrevista con el diario «El Español». «Estoy feliz porque el tenis me ha dado este regalo. En el fondo me puse contento. Me alegré», dijo sobre su duelo ante el número uno del mundo.
Es que después de haber sido tres del mundo, la realidad golpea al valenciano, que ganó sólo nueve de los 26 partidos que jugó en el año y la semana anterior retrocedió 69 posiciones en el escalafón cuando se le fueron los puntos de la semifinal de Cincinnati del año pasado, su último gran resultado.
«A mí el tenis me encanta y no tengo ganas de dejarlo, pero el nivel al que puedo competir no me llena tanto como para hacer el esfuerzo de irme a jugar torneos menores», reconoció el campeón de 27 títulos.
«No es que esté mal tenísticamente, pero físicamente no puedo jugar más de uno o dos partidos. Dejo el tenis porque no puedo seguir manteniendo el nivel que tenía. Es algo lógico: voy a cumplir 37 años y llevo una carga de partidos muy grande», dijo Ferrer, golpeado por 18 años de carrera en el circuito y dolores crónicos en ambos tendones de Aquiles que le dificultan incluso caminar.
A pesar de las diferencias de actualidad, Nadal no se fía de su rival de mañana. «Es un partido en el que los dos nos conocemos muy bien. David no ha atravesado un buen momento en los últimos meses, pero es verdad que es un jugador que puede tener un nivel muy alto», remarcó el ganador de tres títulos en Flushing Meadows.
«Es un partido para estar atento y para salir al máximo de concentración. Es una primera ronda incómoda ante un buen amigo y un jugador que es de máximo nivel», añadió Nadal, que perdió la única vez que jugó en Nueva York con Ferrer, aunque fue hace 11 años: en los octavos de final de 2007.
Pese a su inminente retiro, el de Jávea prometió ser fiel al estilo que lo distinguió y aseguró que no se rendirá antes de tiempo. «El carácter lo mantengo. Quiero ganar y jugaré el lunes ante Nadal con esa intención. Eso forma parte de mi ADN. Estoy a las puertas de la retirada, pero moriré siendo competitivo».
Los dos tenistas españoles no se enfrentan desde el Masters de 2015, cuando Nadal logró el vigésimo cuarto triunfo sobre Ferrer, que venció por última vez a su compatriota en los cuartos de final de Roma de 2014.