Por MIKE STOBBE
NUEVA YORK
Agencia (AP)

Si alguien deja de fumar y sube de peso parecería que cambió un conjunto de problemas de salud por otro. Sin embargo, un nuevo estudio concluyó que de todas formas tendrá mejor salud a largo plazo.

En comparación con los fumadores, incluso los que dejaron el hábito y ganaron más peso tenían al menos 50% menor riesgo de morir prematuramente de enfermedades cardíacas y otras causas, de acuerdo con el estudio encabezado por la universidad de Harvard.

La investigación es impresionante en su amplitud y alcances y debería acallar cualquier mito de que hay consecuencias prohibitivas de salud relacionadas con el peso por dejar el cigarrillo, dijo el doctor William Dietz, experto en salud pública en la Universidad George Washington.

“El documento deja bastante claro que la salud mejora aun si se sube de peso”, declaró Dietz, que no participó en la investigación. “No creo que supiéramos eso con la certeza que nos brinda este documento”.

La revista The New England Journal of Medicine publicó el miércoles el estudio. El Journal también dio a conocer un estudio sueco que concluyó que dejar de fumar parecería ser lo mejor que pueden hacer las personas diabéticas para reducir su peligro de morir prematuramente.

La nicotina de los cigarrillos puede suprimir el apetito e impulsar el metabolismo. Muchos fumadores que dejan el hábito sin aumentar su actividad física han advertido que comen más y suben de peso, frecuentemente menos de 4,5 kilogramos (10 libras), pero en algunos casos hasta tres veces más esa cantidad.

Subir mucho de peso es una causa de la forma más común de diabetes, una enfermedad en la que los niveles de azúcar en la sangre son más altos de lo normal. La diabetes puede generar otros problemas de salud, como ceguera, daño neurológico, enfermedades cardíacas, renales, y deficiente circulación sanguínea en piernas y pies.

En este estudio a nivel nacional, los investigadores dieron seguimiento a más de 170 mil hombres y mujeres durante aproximadamente 20 años, y examinaron las respuestas de esas personas en cuestionarios de salud que se les entregaban cada dos años.

Todas las personas inscritas en el estudio eran profesionales de la salud y no reflejan a los fumadores de la población general, muchos de ellos con bajos ingresos, menor educación y probablemente con mayor consumo de cigarrillos.

Los investigadores revisaron qué participantes en el estudio dejaron de fumar y si habían subido de peso y desarrollado diabetes, enfermedades cardíacas u otras afecciones.

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