Düsseldorf (Alemania)
Agencia (dpa)
La comisión asesora para casos de saqueo de arte de Alemania será la encargada de mediar en la larga disputa entre la ciudad de Düsseldorf y los herederos judíos de un valioso cuadro del pintor expresionista alemán Franz Marc.
Ambas partes se mostraron de acuerdo en acudir al comité, según supo hoy dpa. El valor de la pintura cubista «Füchse» (Zorros), de 1913, que se exhibe en el Museo Palacio de Arte de Düsseldorf, se estima en unos 14 millones de euros. Hasta ahora, los herederos del comerciante Kurt Grawi (1887-1944) se habían negado a llamar a la comisión independiente.
Según la ciudad de Düsseldorf, la obra no tiene que ser devuelta, ya que «se vendió en el extranjero a un precio acorde con las condiciones del mercado de la época y el propietario anterior pudo disponer libremente de la ganancia». Este es el resultado de nuevas actas encontradas en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, indicó la ciudad.
Grawi adquirió el cuadro en 1928. Después de semanas en un campo de concentración, emigró a Chile en abril de 1939. Según los archivos que acaban de aparecer, Grawi, con la ayuda del médico y banquero judío Paul Weill, había enviado la obra de Marc a un amigo en común llamado Ernst Simon, en Nueva York, en la primavera de 1939.
Con la ayuda de Simon y del marchante de arte Karl Nierendorf, la pintura fue vendida al director germano-americano William Dieterle en 1940. Según la ciudad, en la correspondencia se menciona una oferta de 1 mil 250 dólares. Sin embargo, si también se pagó es algo que aún permanece abierto.
Los herederos de Grawi exigen la restitución de la pintura en base a los acuerdos internacionales. Las circunstancias de la venta demuestran que el cuadro fue vendido «únicamente por razones de necesidad y bajo la coacción de la persecución racial de su propietario, Kurt Grawi», informó el abogado Markus Stötzel.
Grawi escribió a Simon en abril de 1939: «Para mí y mi familia significa la base de nuestra emigración». Grawi sólo vendió el cuadro porque tuvo que huir al extranjero y necesitaba los ingresos para financiar la emigración. Estas circunstancias han sido «completamente ignoradas» por la ciudad, criticó el abogado. El precio tampoco se ajustaba al valor de mercado, agregó.