Héctor Luna Troccoli
En el mundo, a partir de este siglo, se han puesto en la mira de pobres y ricos, altos y bajos, hombres y mujeres, viejos y jóvenes, funcionarios y ciudadanos comunes, de raza blanca, indígena, negra o cualquier otra, etcétera, dos temas que se despiertan y duermen con la humanidad: el racismo y el femicidio.
Esta situación se da particularmente en países como el nuestro en donde el racismo parece ser una corriente de dos vías y el femicidio una corriente con diversas vías alternas. Aquí, como en otros países hay leyes que regulan y castigan estos dos tipos de “enfermedades sociales”.
Sin embargo afirmo con toda la fuerza de mi corazón que existe un tipo de raza que se mantiene libre, alegre, compartiendo con todos, sin sanciones, sin castigos, y sin sanciones de ningún tipo, tan siquiera morales, más que las críticas que idiotas como yo, hacemos en los medios de comunicación nos brindan algún espacio para manifestarnos.
¿Cuál es esta raza inmunda? En términos generales yo la llamaría la raza oscura compuesta por miles de políticos que roban, mienten, son corruptos, actúan con impunidad, destruyen al país y encima ganan salarios superfabulosos mientras la gente se muere de hambre y no tiene condiciones mínimas de existencia.
Esta raza oscura de la gran mayoría de políticos criollos (porque en otros lugares del mundo es mejor que la nuestra), no tiene castigo alguno para sus fechorías. Es mas, muchos los adoran, los alaban, los aman con locura y darían lo que fuera por ellos que tienen pico de oro y manos largas para atrapar el poder y con ello el dinero. La mentira es su estandarte y la corrupción su refugio bajo el paraguas de la impunidad.
Ustedes los ven en los medios, en la calle con sus respectivos guaruras y nosotros, los chapines pendejos, los vemos con indiferencia pese a que el mal que hacen, no solo es para nosotros, sino para nuestros descendientes.
No recuerdo quien dijo que cada pueblo tiene el gobierno que se merece y este nuestro pobre país durante cientos de años solo ha tenido dos gobiernos decentes, el de Arévalo y Árbenz, un militar progresista e inteligente. Después de eso pare de contar.
La clase política se asemeja mucho a los zopilotes que siempre están tras los despojos que otros dejan y se asemejan también a los lagartos que se quieren comer hasta las mijagas del camino.
¿Hay alguien racista de corazón, que termine con la raza oscura?