Ante lo expuesto ayer por Oscar Clemente Marroquín en su columna sobre su participación en un esfuerzo por crear una plataforma política que dé continuidad, por esa vía, a la lucha contra la corrupción a fin de promover una transformación de Guatemala, Diario La Hora fija su postura para constancia histórica y para explicación a nuestros lectores sobre nuestro compromiso.
La Hora no es ni forma parte de ningún proyecto político y aunque Oscar Clemente Marroquín pueda o no participar en alguno, en cualquier calidad, el diario mantiene su línea editorial, su independencia y el compromiso con las causas que desde hace 98 años nos han inspirado, es decir la búsqueda de la democracia, la justicia e igualdad ante la ley, la generación de oportunidades para todos, la preservación de las que algunos hemos tenido y la promoción de las mismas para multitudes a las que se les ha negado ese privilegio.
No seremos voceros de ningún proyecto político y mantendremos la apertura para informar de todos los participantes en la vida nacional sin restricciones de ningún tipo. Seremos críticos, por supuesto, con todos por igual y señalaremos los errores tanto de un proyecto en el que participe alguien que ha sido parte de La Hora, como de cualquier otro grupo. Daremos siempre nuestros puntos de vista con ideas y propuestas que consideramos convenientes para el país y no para alguien en particular.
No es primera vez en estos 98 años que hemos pasado por estas circunstancias y es gracias a mantener esa actitud que hemos sobrevivido tanos años y varias experiencias. A diferencia de medios que se convirtieron en voceros de alguna aspiración personal, La Hora ha sabido mantener su objetividad separando su deber informativo de las cuestiones políticas partidistas. Editorialmente seguiremos manteniendo la misma línea, que no es de los años recientes, en contra de la impunidad, de la corrupción y a favor de que el Estado se libere de la cooptación para regresar al cumplimiento de sus fines.
Fuimos el medio más crítico, desde hace años, del financiamiento electoral convertido en soborno anticipado y acuñamos el término de la pistocracia como resultado de la objetiva observación de nuestra realidad, mucho antes de que Iván Velásquez dijera que el financiamiento electoral es el pecado original de nuestra democracia.
No variaremos un ápice y si en los años sesenta La Hora y Clemente Marroquín Rojas no vacilaron en señalar errores del gobierno del que fue Vicepresidente, no dudaremos en señalarlos en cualquier proyecto político, aunque en el mismo participe alguien de nuestro entorno.
La política es fugaz y efímera. La Hora está por llegar a 100 años por sus valores, principios y compromisos.