Ayer ofreció declaraciones desde Washington el Embajador Todd Robinson, esta vez en su calidad de Consejero para Asuntos de América Central para el Hemisferio Occidental del Departamento de Estado, y se refirió concretamente al caso de Nicaragua, criticando fuertemente al régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo por la represión que ha utilizado para contener las expresiones de la oposición.
Pero también habló de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala y dijo que el gobierno de su país considera que “la ruta para Guatemala es la lucha contra la corrupción y la herramienta más importante para esa ruta es la colaboración de la Fiscal General, la Comunidad Internacional y la CICIG”, mensaje que resulta contundente, a lo que agregó que el apoyo económico a ese órgano no corre ningún riesgo.
De nada sirvió el dinero que gastaron los corruptos en el intenso cabildeo para que fuera removido de su cargo de Embajador en Guatemala porque al terminar su gestión recibió una especie de promoción al ser enviado a Venezuela, país considerado muy importante por Estados Unidos y del que fue expulsado por el gobierno izquierdista de Nicolás Maduro. Los corruptos que montaron la patraña de la polarización ideológica alrededor del tema de la corrupción se encargaron de acusar a Robinson de ser izquierdista y que, como enviado de Obama, mantenía una agenda socialista que incluía el apoyo a la CICIG.
De vuelta en Washington tras haber sido expulsado de Caracas, Robinson recibe otro ascenso, esta vez al ser encargado de toda la región centroamericana que conoce muy bien y por supuesto que ya reaccionaron sus adversarios con la ceguera de decir que Ortega estará feliz de que un izquierdista como Robinson sea el encargado de la región. Sus primeras declaraciones fueron claras y evidencian que el exembajador en Guatemala, ahora en la administración de Trump, es un funcionario institucional y que las patrañas en su contra, en las que torpemente insisten, carecen en absoluto de fundamento.
La verdad es que desde Washington sólo malas noticias han llegado últimamente para el Gobierno y su Pacto de Corruptos, lo que ocurre cuando se sabe que hay serias acusaciones contra el Presidente de la República por diversos hechos de envergadura, lo que causa desaliento justo cuando se han ido cerrando más las filas y se llega a actos de descaro como el nombramiento del magistrado suplente de la Corte de Constitucionalidad. Más claro no canta un gallo y se ve que a los que pagaron el cabildeo les salió el tiro por la culata.