Bronnitsy, Rusia
DPA
Como un nuevo signo de la ausencia de un proyecto colectivo en la Copa del Mundo, la selección argentina no pudo organizar un regreso conjunto a Buenos Aires y sufrió un éxodo que dejó ayer casi en soledad al cuestionado técnico Jorge Sampaoli, aislado en el búnker de Bronnitsy.
El entrenador vive las horas más complicadas encerrado en el Centro de Entrenamientos de Bronnitsy, a 60 kilómetros de Moscú. Sampaoli quiere seguir pero los cuestionamientos por la temprana eliminación de Argentina en octavos de final en Rusia 2018, la peor actuación desde el Mundial de 2002, ponen en duda su continuidad.
La demora del vuelo chárter para volver a casa obliga además a Sampaoli a compartir el ahora vacío Centro de Entrenamientos de Bronnitsy con el presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), Claudio Tapia, encargado de definir su futuro.
Tras el golpe que le dio Francia el sábado en Kazán, donde la desfachatada juventud de Kylian Mbappé expuso a la vista de todos las falencias de Argentina, la selección fue perdiendo hora tras hora a sus principales protagonistas.
Lionel Messi padeció el Mundial de Rusia como pocos y fue de los primeros en armar las maletas y marcharse en la lluviosa mañana del domingo en un auto particular. «No recuerdo tanto sufrimiento», había reconocido pocos días atrás. Lo siguió casi todo el equipo, cada uno en vuelos distintos a diferentes destinos.
Hoy sólo permanecían en el búnker dos jugadores, Enzo Pérez y Marcos Acuña, que se subirán mañana al vuelo chárter que llevará al cuerpo técnico y el resto de la delegación. Acuña se bajará en Portugal y Pérez, el último en llegar a Rusia en reemplazo del lesionado Manuel Lanzini, será el único que regrese a la Argentina.
Tras el éxodo de los futbolistas, Sampaoli quedó ahora casi en soledad en medio de un intenso debate sobre su continuidad como seleccionador, pese a que firmó un contrato hasta Qatar 2022.
Tapia no habló públicamente sobre si respaldará la gestión del técnico. Lo cierto es que si la AFA decide poner fin unilateralmente a su contrato deberá pagarle una cláusula de rescisión de unos 20 millones de dólares, según informan hoy los diarios «Clarín» y «Olé».
Otra opción, también, sería forzar un desgaste de Sampaoli para que decida él mismo dar un paso al costado, y evitarle así a la AFA el pago de la millonaria rescisión. Y en ese plan, ya se barajan nombres de posibles reemplazantes, entre ellos Diego Simeone, Marcelo Gallardo, Mauricio Pochettino y Ricardo Gareca, aunque varios ya habían anticipado que no aceptarían el puesto.
Pero Sampaoli no quiere irse. El extécnico de la selección de Chile y del Sevilla de España apuesta a continuar en el cargo para impulsar un proyecto a largo plazo en el fútbol nacional.
El entrenador firmó en junio de 2017 un contrato por cinco años y si bien reconoce que cometió errores en Rusia, pide tiempo para desarrollar su plan y que la selección nacional no sufra un nuevo cambio de timón, después de los ochos entrenadores que tuvo en los últimos doce años, indicaron hoy a dpa fuentes de la selección.